Te reto a que me ames.
Te reto a que disuelvas esta inmensidad desierta
que se alarga aquí entre yo y nuestros mares.
Entre tú y yo
entre un si que dice no
entre un no que dice si pero no hay.
Te reto a que me escondas
mis dedos entre tus manos
si es que quieres buscarme
que nunca me juzgues en la palabra débil
que renuncies a mirarte y a salvarme.
Te reto intensamente a que me mates
si vas a arrojarme lentamente
hacia esta piel que habito
en la que habré de quedarme, sola, conmigo.
Te reto a que me llames en la madrugada
y en el precipicio
a que te quedes sola frente a frente
al borde de este dulce abismo
y por fin
te reto a que comprendas
que a mi oficio de poeta
yo jamás dimito.
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No voy a entrar a valorar el contenido; la forma, impresionante. Buen trabajo. Nunca dimitas.
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