Necesito cariños de los tuyos,
de los que salvan.
De los que me calman y me abrazan.
Quiero besos de esos grandes, que encajan,
que representan
todo lo bueno de este mundo.
Necesito tus cielos porque a veces
me sorprendo
llorando
pensando
en las cosas malas,
en cuando te vayas.
Por la noche me escuecen
las heridas
y me sangran.
Crecen más espinas.
Si tú no estás
solo llanto.
Quiero que estés a mi lado.
Y cuando venga el miedo aplacarlo.
Necesito tus tesoros si soy débil,
para hacerme fuerte,
y cuando soy fuerte
para sentir en mi vida tu suerte.
Y necesito
sobre todo,
sobre todo sobre todo
tu humanismo, tu voz noble
tu lealtad, el eterno brazo
que me tiendes
para no romperme en pedazos.
Necesito tu piel, tus ojos, tus trazos.
Tu aliento, tu ropa, tu sed.
Tus fogonazos.
Necesito el fuego a beber,
tu cuello a morder,
tu mano a correr.
Necesito tanto,
tanto de ti
que no sé cómo parar de escribir.
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