Una flor
pongo yo en tu pelo.
Un terrón
de azúcar en tus dedos.
Un señor
que porta un sombrero
y la razón
de poeta al descubierto.
Una flor
pongo yo en tu sueño.
Que no hay Dios,
ni Cupido, ni Morfeo.
Cuéntalos.
Pétalos en tu cuerpo
hay dos
que he puesto en tu vuelo.
Una flor
pongo yo en tu duelo
y que el dolor
se alivie en tu recuerdo.
Te pido perdón
por el último verso:
Una flor, para una flor.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario