Escríbeme
con tu mirada
una carta,
carta vana.
Y léeme
con tu juego de palabras.
Esta vez
que no se escape nada.
Lo diremos
muy bajito, sin oírlo
y contaremos hasta diez
como cuando éramos niños.
Un avión
de papel para huirnos,
de esos que yo
no aprendía nunca a hacer.
¿Te acuerdas
cuánto me enfadaba sin querer?
Escríbeme
una carta donde estés.
Constrúyeme
un castillo igual que ayer,
y después
ve al Moncayo
y búscame.
Jugaremos a ser nubes
y a no saber, a no saber.
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