Al viento de tu mirada
yo le digo siempre adiós.
En la orilla canta
una niña esta canción.
Al calor de tus palabras
ha nacido ese perdón
que alimentas con alhajas
y que pierde su valor.
A tus gestos del absurdo,
a tu amor que ya no busco,
al olor de tus bostezos
a esa voz que ya aborrezco,
yo le escribo sin motivo,
yo dedico sin razón,
estas líneas, estos versos...
porque no hay nadie más absurdo que yo.
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