miércoles, 18 de enero de 2012

Ebriedad despierta

Sigues bailando al son de palabras desnudas
No has sabido perder y ahora no te encuentras.
Una locura, una ebriedad traslucida
Como pasos en la noche engañando un nombre.

Escribo con agonía en esta angustia que amo
La echaba de menos, las horas de vigilia por el desgarro
Los cuerpos mordiéndose a sí mismos
No es posible encontrar algo.

No entiendes la soledad.
Te condeno por ello.
Me recorre cada parcela de mí una ira caliente
Una rabia pegajosa que provocas al aparecer aunque no te vea
Cada sitio que recorres deja un halo tras de ti
Me causas una repulsión parecida a las hojas de invierno.

La locura viene a mí como la amante deseada,
Mujer ansiada para jugar, para morder, para devorar, para dejar los ojos en blanco
Todo en blanco, tú lo has pintado de blanco
Yo solo puedo escribir escribir escribir
Y odiarte. No. No te odio. Amo muchas cosas.

Ahora empieza, no quiero llegar más allá
El extremo donde todo se junta, imposible
Difuminar todos los sentimientos en una mezcla viscosa verde azulada
Arrancar de raíz la sangre, la llama
No quiero seguir más con estas cosas.
Voy más, todavía más al fondo.
Ya no sé mirar en un espejo.

Algo roto. Y tú con la mirada destrozada
No puedes clavarme un cristal que no es mío.
Me hieres con tu querer a ciegas
No sabes nada de mí
No sabes nada.

Realizar experimentos con el vino a la luz de la noche somnolienta, luna llena.

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