-Ya es noche cerrada
-Ya lo vemos...
-Fue como ésta, la noche...
-Sí
-Era ya algo más tarde...
-Sí
-El mal aire traidor andaba aún por el campo...
-Perdido en los olivos...
-Sí
-¿Dónde andará aquel aire?
-¡Aquel mal aire traidor!
-¡Aquel mal aire traidor!
-No sé...
-¡Habrá llegado al mar!
-Atravesando criaturas...
-¡Para que una se raje como una granada! ¡Parir para que el aire se lleve lo parido, mal castigo te espere!
-¡Si la vena de agua que mana gota a gota sobre el charco pudiera haber ahogado aquel mal aire!
Camilo José Cela, La familia de Pascual Duarte.
A Belen Sieso
Llenar de palabras los gestos
y de gestos las palabras.
He aquí la proeza.
Mirarte en tu silueta,
en la oscuridad de una butaca pequeña
y admirar tu presencia silenciosa
tu atención inevitable hacia el abismo
y acoger tu compañía sincera.
Respirarse lentamente hasta encontrarse en el espacio,
compartir sin pretenderlo el mismo halo,
la misma quietud, la idéntica inquietud que nos acoge
al recoger las palabras unidas de un genio del lenguaje.
Así es tu amistad tranquila.
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