Compañera,
cruza la línea conmigo esta noche.
El tiempo se proyecta hacia delante
y no sabré donde escaparme
llévame al lugar de las palabras sin nombre
pero no me abandones allí
allí, no me sueltes.
Compañera,
atraviesa conmigo esta noche
mira nuestro hogar construyéndose
entre las caricias fantasma
y trátame como si no me fuese nunca
pues nunca quiero marcharme
y guíame por tu vida
como acompañante eterna
enséñame el alma que es solo tuya
y deja que me mueva como un mapa por tus curvas.
Compañera,
no alejes las palabras oscuras
y recuerda
que donde ha habido dolor
siempre habrá cura
si sostengo tu cariño sin romperse
si sostienes mi mirada entre tus ojos.
Compañera,
cruza la línea conmigo esta noche
en ese preciso momento
en el que nunca dejan de pasar las doce.
martes, 31 de diciembre de 2013
Se acabó.
Todo corría ensimismado hacia el borde
las voces cantaban sin sombra
se precipitaban
cada una de las que he sido
tirándose de los pelos
arrancándose la piel la una a la otra
disputándose el puesto de la actualidad
corrían sin darse cuenta hacia el abismo
hacia el bosque donde la tierra termina
al pie de una montaña indescifrable
avanzaban inconscientes
sin darse cuenta de lo que iba a suceder:
el olvido.
Muertas ya todas las que he sido
me arrastro por el suelo como un insecto sin dueño
y me levanto de mi propio cadáver
para inventarme de nuevo.
Se acabó.
Todo corría ensimismado y desapareció en el horizonte
ya no soy más que un vacío en el espejo
ya no soy más
que la ausencia del pasado
y la promesa de una creación constante
en el íntimo abrigo del invierno.
Todo corría ensimismado hacia el borde
las voces cantaban sin sombra
se precipitaban
cada una de las que he sido
tirándose de los pelos
arrancándose la piel la una a la otra
disputándose el puesto de la actualidad
corrían sin darse cuenta hacia el abismo
hacia el bosque donde la tierra termina
al pie de una montaña indescifrable
avanzaban inconscientes
sin darse cuenta de lo que iba a suceder:
el olvido.
Muertas ya todas las que he sido
me arrastro por el suelo como un insecto sin dueño
y me levanto de mi propio cadáver
para inventarme de nuevo.
Se acabó.
Todo corría ensimismado y desapareció en el horizonte
ya no soy más que un vacío en el espejo
ya no soy más
que la ausencia del pasado
y la promesa de una creación constante
en el íntimo abrigo del invierno.
Siempre buscando esta soledad
Se oye el fin llegando
Un abismo al borde de la noche
Y el silencio de la casa sin nombre.
Siempre estoy en esta soledad
Que yo me creo en mi alrededor profundo
Que yo me busco para tratar de encontrarme
Pero mi rostro corre
Se esconde
Huye de mí.
Y es una soledad desoladora.
Curación
Me cuesta cada vez más pensar en devorarme.
Poco a poco todo va sonando a lo idéntico.
Por qué este silencio fantasma
Esta incapacidad de palabras
Este bloqueo inmundo que se instala
Por ya demasiado tiempo
Aquí en mi cuerpo
Si yo solo quería lamerme a mi misma
Si yo solo quería arrancarme la piel
Y gritar
Y aullar desconsoladamente todas mis heridas
Si yo solo quería echarme fuego por encima
Beberme el veneno de la vida
Y tragar
Y engullir la ceniza que quedase del fracaso.
Me cuesta cada vez más pensar en devorarme
En devastarme entre palabras
Jugar con mi cuerpo como si fuese un poema
Deformar mi rostro como en un espejo
Jugar con mi vida
Arriesgar con mi alma
Estirarla hasta romperla
Rasgarla
Por qué este silencio insostenible alrededor de mis
palabras.
No lo soporto.
El poeta se ríe de mi cuento informe
De mi poema inerte
de mi amor deforme
y estás lejos
como el mosquito y la
nada
y estoy tan cerca del origen
tan próxima a mi centro
que me desintegro entre lo negro de la noche
que me desmiembro en lo azul de mis párpados
si yo pudiese
rozaría con mis manos las palabras
hasta deshacerme en un cuento placentero
que me meciese por la vida en cada verso
que me aliviase mi desencanto y mi tormento
Umbral de lluvia borrada
Me he despertado de la dulce sustancia de la noche.
No sabré si callar o escuchar este silencio hielo.
He vivido como animal en sombra caliente en madrugada
Siento mi cuerpo desnudo como una palabra.
Extraigo la esencia de las cosas
El jugo extraño y muerto de las cosas.
Nadie viene.
Estos ojos se deshojan.
Soplará el viento en este invierno des-solado
Ahuyentando nubes y la cara de un muerto.
Sé que estás ahí dentro.
Nadie viene.
Estos labios se descarnan
Estas venas se desangran
Y la noche llega
Como revelación conclusa de lo no vivido.
miércoles, 25 de diciembre de 2013
Carne es asesinato
No soporto más este sonido. Esta estridencia incontenida. Este ruido incontenible. Y esos ojos ciegos… me miran directamente, lo noto, lo sé. Me está transmitiendo su sufrimiento. Me relata su tortura interminable a través de ese silencio. El silencio de la muerte.
En el centro de la mesa, protagonista absoluto de la noche. Las miradas girarán en torno suyo. Los comentarios elogiosos le atravesarán de extremo a extremo. Los piropos serán arrojados sobre su cuerpo inerte, cocinado y muerto. Pero nadie pensará realmente en él. Nadie se preocupará, en verdad, por él. Nadie se preguntará qué le ha sucedido hasta terminar en esta mesa. Nadie se planteará si es correcto que una vida termine en sus bocas. Nadie se cuestionará si aquella vida tendida en sus platos merecía ser vivida. Porque esa vida no alzará la voz para defender su causa. Y quien no habla no existe.
No soporto más este espectáculo grotesco. Imagen parecida a un campo de batalla tras la lucha ya finalizada, cadáveres desperdigados por todas partes: miembros sueltos. Nada en toda la mesa que no lleve escrita la palabra ASESINATO.
De pronto, interrumpiendo la velada, se presenta ante mis ojos la evidencia más clara: el contenido viril que significa comer carne. Un hombre disfrutando con la cabeza de mi compañero en su plato. Un hombre desollando el cráneo, en busca del cerebro. Luego pasa a la lengua. Lo muestra a los presentes, como un trofeo, como una prueba de virilidad a superar: “no quedarán más que los huesos, lo prometo”. Se lo enseña a su hija, le ofrece un trozo del cerebro. La niña lo rechaza con gesto de espanto y de asco. El padre se ríe, la mira como quien mira a un ser endeble y débil, y se gira, confiado, hacia su primogénito. El niño asiente, come el cerebro, se regodea. Es sin duda un macho, la sociedad ya puede reconocerlo: es un hombre de verdad, se ha comido el cerebro de un animal muerto. Aunque no le guste, no lo dirá. Y entre comentario y gesto, le transmite a los pequeños que comer carne es ético.
No soporto más este sonido. Esta estridencia incontenida. Este ruido incontenible. Y esos ojos ciegos… me miran. Lo sé. Lo sé, lo siento. Soy cómplice de este asesinato, de este espectáculo sádico, cínico y grotesco. Lo sé. No hay necesidad de esto.
Aquí estás, compañero. Tendido ante mí, muerto. Sin que yo haya podido hacer nada por remediarlo, por resolverlo.
Y una daga helada me atraviesa el corazón cuando pienso en las miles y miles de vidas que acabarán como tú, que sufrirán como tú. En vuestros campos de tortura indescriptibles.
Seréis una vez más los protagonistas de la noche sin que nadie os atienda, sin que nadie os escuche.
Una lágrima resbala por mi cara en el primer bocado. Quiero escupir. Quiero vomitar toda la carne que he tragado.
En el centro de la mesa, protagonista absoluto de la noche. Las miradas girarán en torno suyo. Los comentarios elogiosos le atravesarán de extremo a extremo. Los piropos serán arrojados sobre su cuerpo inerte, cocinado y muerto. Pero nadie pensará realmente en él. Nadie se preocupará, en verdad, por él. Nadie se preguntará qué le ha sucedido hasta terminar en esta mesa. Nadie se planteará si es correcto que una vida termine en sus bocas. Nadie se cuestionará si aquella vida tendida en sus platos merecía ser vivida. Porque esa vida no alzará la voz para defender su causa. Y quien no habla no existe.
No soporto más este espectáculo grotesco. Imagen parecida a un campo de batalla tras la lucha ya finalizada, cadáveres desperdigados por todas partes: miembros sueltos. Nada en toda la mesa que no lleve escrita la palabra ASESINATO.
De pronto, interrumpiendo la velada, se presenta ante mis ojos la evidencia más clara: el contenido viril que significa comer carne. Un hombre disfrutando con la cabeza de mi compañero en su plato. Un hombre desollando el cráneo, en busca del cerebro. Luego pasa a la lengua. Lo muestra a los presentes, como un trofeo, como una prueba de virilidad a superar: “no quedarán más que los huesos, lo prometo”. Se lo enseña a su hija, le ofrece un trozo del cerebro. La niña lo rechaza con gesto de espanto y de asco. El padre se ríe, la mira como quien mira a un ser endeble y débil, y se gira, confiado, hacia su primogénito. El niño asiente, come el cerebro, se regodea. Es sin duda un macho, la sociedad ya puede reconocerlo: es un hombre de verdad, se ha comido el cerebro de un animal muerto. Aunque no le guste, no lo dirá. Y entre comentario y gesto, le transmite a los pequeños que comer carne es ético.
No soporto más este sonido. Esta estridencia incontenida. Este ruido incontenible. Y esos ojos ciegos… me miran. Lo sé. Lo sé, lo siento. Soy cómplice de este asesinato, de este espectáculo sádico, cínico y grotesco. Lo sé. No hay necesidad de esto.
Aquí estás, compañero. Tendido ante mí, muerto. Sin que yo haya podido hacer nada por remediarlo, por resolverlo.
Y una daga helada me atraviesa el corazón cuando pienso en las miles y miles de vidas que acabarán como tú, que sufrirán como tú. En vuestros campos de tortura indescriptibles.
Seréis una vez más los protagonistas de la noche sin que nadie os atienda, sin que nadie os escuche.
Una lágrima resbala por mi cara en el primer bocado. Quiero escupir. Quiero vomitar toda la carne que he tragado.
sábado, 7 de diciembre de 2013
Hueco de insomnia
Invoco tu olor en mi esfuerzo mental.
Apenas consigo encontrarlo
Cuatro.
Son cuatro sin ti.
El silencio es absoluto.
La tensión acumulada es ya definitiva.
Si gimo la romperé
querré rasgarla con mi voz estructurada
apresarla entre mis manos…
Que se vaya.
Pero vuelve, se organiza, se expande.
Cae polvo en tu piano y en mis huesos
torcidos por abrazar a una sombra.
Invoco tu olor en mi esfuerzo mental.
Cuatro.
Cuatro meses sin ti.
Ya no sé
si eres tú el que se ha ido
o soy yo la que ha huido descalza de este cuerpo
furtiva tras tus huellas.
Yo soy todos los nombres de la historia
Me desdibujo sin remedio.
Sabéis que habéis cantado la última alabanza.
La loca me persigue, y ya está aquí.
Miradle los ojos.
Saboreadle las pestañas.
Teme encontrarse con su sombra
en este errar descarrilado por su vientre
Yo era algo infinitamente pequeño,
indescriptiblemente real
leal,
lo más sincero…
pero se ha deshecho el lado puro de las cosas
y solo queda la baba viscosa que se retuerce
se desliza entre mis arrabales y las cunetas
y los cementerios llenos llenos de todas las muertes
como la mía. Como esta dulce muerte mía
Que venga
que venga ya la noche
y que me ahorque
Me desdibujo sin remedio.
Sabéis que soy blanca,
poeta derrumbada en madrugada.
Traedme los sentimientos más sucios:
yo los convertiré en mi espectáculo,
yo los transformaré en mi habitáculo,
un lugar donde morar sin sombra.
Traedme los lugares más despreciables:
yo los haré mi piel.
No seré más que una masa amorfa,
un abismo que todas las tristezas se traga,
que todos los dramas recoge
y los guarda para sí,
y los hace suyos.
Yo me levantaré de mis cadáveres
y estrecharé entre mis brazos los fracasos
los colgaré de la pared junto a mi cuerpo.
Recorrerán las cucarachas mi sabor eterno.
Mi olor putrefacto inundará el mundo.
No quiero volver a ver la luz
me ciega la luz de la oscuridad inmediata
Volveré entre mis espinas a bañarme
y sangraré este liquido azulado por las venas
Correrá en las mañanas el tiempo a borbotones
y la loca
no podrá marcharse de sus dientes.
Miradla colmada de lirios inconclusos
de nubes arrancadas
de versos impolutos
¡Miradla!
Si tenéis valor…
¡Miradla!
Será la última vez
que se asome a la vida
sin suplicarle venganza.
sábado, 23 de noviembre de 2013
Los días raros
Tendré el corazón dividido. Como un mapa deshecho entre la
lluvia. Como una cara astillada por el frío y por la bruma. Tendré el corazón
siempre dividido. Fragmentado como la existencia de mi ser deviniendo en la
intemperie del tiempo. En lo más descubierto. Al raso.
Tendré el corazón dividido y desconchado, como la pared de
ese sitio seguro que se va devastando. Como una temporada larga sin sexo ni
lenguaje. Como un espacio lento y cierto
sin cubrir, sin tapar, sin ocultar, escondido apenas por un par de manos distraídas
que se miran.
Tendré el corazón siempre dividido y lleno de cicatrices, de
mil y una cicatrices, de todas las heridas de una vida que pasa sin pena
aparente y sin graves incidentes. Como las guerras que libran las personas que
no tienen en su vida grandes dramas.
Tendré el corazón y el cuerpo destartalados, desmontados,
viviendo caóticos entre un frío tan indescriptible que se me congelan las
palabras en el intento más humilde. Y habré de confesar algún día. Y habré de
reconocerme a mí misma… que los versos no siempre curan y las palabras no son
de todas. Que a veces la poesía no arranca ni llega ni alcanza a expresar los
estallidos, y se queda corta, y me recorta el alma las ganas las esperanzas y
todas todas mis hazañas. Y no puede, sedienta como está, sedienta como es ella,
beberse a tragos las rimas más amargas y más desesperadas, y acompasará sus despertares
con andanzas, con lágrimas que sangran, que manchan la pared, y el suelo y los
dedos se los mancha cuando se masturba a solas, sin nadie a quien querer, sin
nadie a quien leer sus versos, sin nadie a quien escribir, y escribe a las
palabras. A las palabras que le van dejando sola.
Escribo frenéticamente a ese corazón descontrolado, a ese corazón
des-corazonado, que ha olvidado que ya existe, que no recuerda nunca más
existir ni respirar. Y tal vez esa dictadura del pensamiento, ese dominio de la
razón, ha tratado de aniquilar para siempre los sentimientos más profundos y
desconocidos, los que jamás se dirían a nadie, los que la poesía no quiere ni oír.
Pero esos sentimientos solo pueden volar y fluir y se extienden
como una baba negra por el alma del poeta. Y no hay dios por filósofo que sea
que los pueda hundir. Y ahora bien, si la palabra es poema, si el poema es
rabia y la rabia careta. Si la careta es tuya y mi rostro un puzle sin piezas…
Querrás decir tal vez que ya no tengo nombre.
Querrás decir tal vez que he olvidado escribir, que mis
palabras no sirven, que el mar de mis entrañas está subiendo mi marea, y solo
puedo nadar
Nadar o ahogarme hasta que amanezca.
La rabia del poema me llama. La furia del poema me sigue. Yo
no dije que quisiera estar aquí, anclada, muerta de furia y rabia, bebiendo a
sorbos las palabras que todavía no he aniquilado ni engullido, las pocas
fuerzas que me quedan.
Yo no dije que quisiera esta condena.
La rabia del poema me llama. Vendrás tú a buscarme, al campo
devastado de arenas movedizas que me tragan. Al amargo sabor del fango. Y has
perdido las palabras y el motivo. Y has corrido por la boca y por tus siglos. Y
no has encontrado una razón implacable a la que agarrarte. Pero el tiempo te
empuja y te obliga a seguir y a vivir o a quedarte allí tirada, y sabes que
nadie jamás ira a buscarte.
Es el apremio de una vida demasiado rápida para vivirla. Es lo
que nos ha tocado vivir. Es lo que nos queda. Retroceder ya es imposible y
dormirse es morir.
Clama a la noche, esa dulce compañera
Donde todo parece que termina
Donde la ciudad se reconduce
Clama al sueño
A que nadie despierte
Yo solo quiero silencio
Y paz y luna y tiempo y noche
Yo solo quiero silencio
Para escribir a solas
Para no odiarme
Para encontrarme.
El fin de lo infinito
Un rostro que pesa
Un aliento que estalla
Y ya.
Las paredes eran frías y ahora son
Como cadenas enroscadas en la piel de la garganta.
Un silencio absorto
Un silencio de nieve
Y ya.
El último halo de vida
La última lágrima descarnada
El último llanto enmarañado
El último verso que gime
Antes de acabar de morir entre mis dientes
Y ya.
martes, 19 de noviembre de 2013
Votando, pero en un sistema patriarcal
Hoy hace 80 años que las mujeres conseguimos el derecho al voto en España.
El voto fue una de las primeras luchas que las feminsitas llevaron a cabo, y lo consiguieron, junto a la promesa de un gran cambio.
Pero el feminismo no se agotó ahí. El feminismo tomó la tarea de llevar al ámbito público las opresiones que se consideraban privadas. Las hizo políticas. Llevó al terreno social y político esos temas que nos afectan a nosotras, las mujeres, por emerger desde que nacemos en una categoría oprimida.
Hay un pensamiento extendido, un pensamiento ignorante y nocivo: que el feminismo está pasado de moda.
Pero las que sufrimos la violencia y la opresión de vivir en una sociedad heteropatriarcal sabemos que esto no es cierto. Sabemos que queda mucho camino por delante, muchas luchas abiertas. Algunas se comenzaron hace siglos, pero en pleno s. XXI seguimos aquí, en la trinchera, luchando por esos mismos derechos. Por el derecho al aborto. Por el derecho a decidir sobre nuestra propia vida. Entre tantos y tantos otros derechos que hoy todavía no se nos reconocen. Lo cual es simplemente vergonzoso.
Hoy hace 80 años que pudimos votar. Pero seguimos sufriendo el machismo cotidiano.
Hoy podemos votar. Pero seguimos muriendo por el terrorismo machista.
Hoy podemos votar. Pero seguimos siendo acosadas en nuestros trabajos, y agredidas verbalmente en la calle, en los bares. Nos siguen educando en la cultura de la violación. Seguimos pasando miedo por la calle cuando volvemos a casa.
Hoy podemos votar. Pero todos los días sufrimos sexismo. Todos los días se nos impone el ideal de belleza y el modelo de "mujer verdadera" que tenemos que ser: en nuestra educación, en las series televisivas, en la publicidad...
Hoy podemos votar. Pero no nos enseñan a hablar ni a tomar el espacio público, si no a quedarnos calladas, a sentir que nuestra opinión no es válida, no es lo suficientemente importante para ser escuchada.
Hoy podemos votar. Pero nos siguen educando para hacernos creer que nuestro máximo logro vital será casarnos con un hombre y tener hijos. De lo contrario, estaremos vacías.
Hoy podemos votar. Estudiar. Trabajar. Conducir. Fumar. Hay quien piensa que así se consiguió esa famosa "igualdad", que ya no tenemos nada más que pedir, que partimos de una estructura justa. Pero sabemos que esto no es verdad. Lo notamos en nuestro cuerpo, en nuestra piel, en nuestras heridas... día tras día.
Hoy podemos votar. Pero la lucha sigue. Todos los días. Es el legado que nos dejaron las mujeres que lucharon por el voto femenino en España. Y el feminismo es el espacio desde el que poder llevarla a cabo.
El voto fue una de las primeras luchas que las feminsitas llevaron a cabo, y lo consiguieron, junto a la promesa de un gran cambio.
Pero el feminismo no se agotó ahí. El feminismo tomó la tarea de llevar al ámbito público las opresiones que se consideraban privadas. Las hizo políticas. Llevó al terreno social y político esos temas que nos afectan a nosotras, las mujeres, por emerger desde que nacemos en una categoría oprimida.
Hay un pensamiento extendido, un pensamiento ignorante y nocivo: que el feminismo está pasado de moda.
Pero las que sufrimos la violencia y la opresión de vivir en una sociedad heteropatriarcal sabemos que esto no es cierto. Sabemos que queda mucho camino por delante, muchas luchas abiertas. Algunas se comenzaron hace siglos, pero en pleno s. XXI seguimos aquí, en la trinchera, luchando por esos mismos derechos. Por el derecho al aborto. Por el derecho a decidir sobre nuestra propia vida. Entre tantos y tantos otros derechos que hoy todavía no se nos reconocen. Lo cual es simplemente vergonzoso.
Hoy hace 80 años que pudimos votar. Pero seguimos sufriendo el machismo cotidiano.
Hoy podemos votar. Pero seguimos muriendo por el terrorismo machista.
Hoy podemos votar. Pero seguimos siendo acosadas en nuestros trabajos, y agredidas verbalmente en la calle, en los bares. Nos siguen educando en la cultura de la violación. Seguimos pasando miedo por la calle cuando volvemos a casa.
Hoy podemos votar. Pero todos los días sufrimos sexismo. Todos los días se nos impone el ideal de belleza y el modelo de "mujer verdadera" que tenemos que ser: en nuestra educación, en las series televisivas, en la publicidad...
Hoy podemos votar. Pero no nos enseñan a hablar ni a tomar el espacio público, si no a quedarnos calladas, a sentir que nuestra opinión no es válida, no es lo suficientemente importante para ser escuchada.
Hoy podemos votar. Pero nos siguen educando para hacernos creer que nuestro máximo logro vital será casarnos con un hombre y tener hijos. De lo contrario, estaremos vacías.
Hoy podemos votar. Estudiar. Trabajar. Conducir. Fumar. Hay quien piensa que así se consiguió esa famosa "igualdad", que ya no tenemos nada más que pedir, que partimos de una estructura justa. Pero sabemos que esto no es verdad. Lo notamos en nuestro cuerpo, en nuestra piel, en nuestras heridas... día tras día.
Hoy podemos votar. Pero la lucha sigue. Todos los días. Es el legado que nos dejaron las mujeres que lucharon por el voto femenino en España. Y el feminismo es el espacio desde el que poder llevarla a cabo.
domingo, 17 de noviembre de 2013
La realidad lesbiana
Podéis especular todo lo que queráis. Hacernos las preguntas
más originales e insospechadas sobre psicoanálisis. Hurgar en nuestros
recuerdos más desagradables, en nuestras experiencias traumáticas. Podéis hacer
referencia a nuestra genética, a nuestra herencia homosexual en el árbol genealógico
de nuestros antepasados.
Pero antes de ello tendréis que preguntároslas a vosotros
mismos.
¿Tú, mujer heterosexual,
has tenido experiencias desagradables con mujeres y por eso te gustan los
hombres?
¿Hay más
heterosexuales en tu familia? Porque he oído que es genético.
Basta. No somos un fenómeno anómalo, no somos un experimento
que suscita curiosidad, no somos un objeto de estudio desde LA perspectiva
heterosexual desde la que se mira todo. Y lo que escapa a ello debe ser
estudiado, para analizarlo y comprenderlo (y a ser posible, para que no se
repita).
Somos disidentes. Somos marginadas, emigradas. Somos lo que
está fuera. Y lo que quiere estarlo.
Podéis teorizar sobre el curioso,
extraño y atípico fenómeno del lesbianismo todo lo que queráis.
Pero la realidad es nuestra. Somos NOSOTRAS las que nos
levantamos todos los días, arrojadas a un mundo heterosexual. Las que hemos
tenido que aprender, a base de opresiones y violencia, a jugar nuestras cartas,
a saber defender lo que es nuestro, a saber reivindicar nuestros espacios, los
cuales, de forma irremediable, tenemos que construir e inventarnos. Porque en
este mundo heterosexual no se nos deja existir. Ni respirar.
Podéis llevar a cabo las afirmaciones más frías o cínicas
que gustéis. Podéis considerar, si eso os deja tranquilos para poder dormir por
las noches, que no nos estáis oprimiendo si no que vosotros, heterosexuales, también
tenéis que seguir unas normas, y unas normas durísimas, de las que no podéis
escapar, y pensar que ya por eso no tenéis ninguna tarea encomendada en deconstruir
este mundo heterosexual. Solo sentiros oprimidos. (¿De qué?)
Pero la realidad es nuestra. Somos NOSOTRAS las que nos
exponemos todos los días en la calle al hacer visible nuestra existencia lesbiana.
Las que asumimos que dar un beso puede costar una paliza, una agresión verbal o
una mirada despectiva. Somos NOSOTRAS las que hemos tenido que aprender a estar
alerta, alerta ante alguna amenaza cuando vuelves a casa, alerta a no dar un
paso en falso, a no decir un comentario inapropiado que descubra tu
homosexualidad en el trabajo, alerta a elegir con cuidado las palabras,
palabras que no denoten tu realidad lesbiana y que a la vez no te traicionen a
ti misma.
Que el heteropatriarcado impone normas a todas sus categorías
es cierto. Que esas normas, para algunas categorías, son de privilegio también.
Que fuera de esa Institución surgen otras formas de existencia es indudable.
Que la Institución trata de absorberlas y atraerlas hacia si, también. Que el
heteropatriarcado nos golpea, nos escupe, nos da patadas, nos insulta, nos
agrede, nos mata a todas las lesbianas todos los días es un hecho igual de
escalofriante y cierto.
Pero en ello reside otra certeza:
Un beso entre mujeres, dado y recibido en público, es un
acto político.
Porque yo soy lesbiana. Y soy lesbiana política. Si no, no sería
lesbiana. Sería una mujer que se acuesta con mujeres. Una mujer que desea a
mujeres. Pero resulta que no lo soy. Que soy lesbiana. Porque la palabra
lesbiana significa mucho más. Significa salirse de la norma, habitar fuera de
los espacios permitidos, sobrevivir en los márgenes, sufrir las consecuencias
cuando intentas entrar al mundo heterosexual al que te arrojan desde que naces,
con tu rostro de lesbiana, con tu rostro de disidente combativa.
Porque ser lesbiana es renegar de todas las fronteras,
evitar que hagan de ti algo que se da por supuesto, expandir los límites de lo
pensado, y si es posible romperlos.
Nuestra opresión es nuestro mayor motivo. Nuestras heridas
son ese lugar en el que reside nuestra fuerza.
Porque somos NOSOTRAS las que enfrentamos todos los días la
norma heterosexual, las que tenemos que vivir en un mundo que no quiere nuestra
existencia, y por ello somos nosotras las responsables de crearnos a nosotras
mismas, de construir nuestra subjetividad: política, resistente y combativa.
Porque no nos queda ninguna otra opción. Porque es una necesidad vital. Porque
la otra posibilidad es la muerte.
Porque ser lesbiana no compete al ámbito privado. Porque con
quien me acuesto no es con quien me levanto, si no de qué manera me van a agredir
cada vez que salgo, o en qué trabajo no me van a contratar, o cuántas personas
me van a juzgar sin conocerme, o a cuántas ideas preconcebidas me van a
asimilar, o cuántas veces van a pensar que estoy enferma, o cuántas veces me
van a negar ser madre si es que quiero serlo, o cuántas veces me van a asimilar
como heterosexual si no digo lo contrario.
Podéis decir sobre mí lo que queráis. Podéis desarrollar
vuestras teorías más elaboradas. Podéis afirmar que vuestras categorías de
privilegio os oprimen, y podéis trasladaros a un mundo tangencial suprasensible
paradisiaco y colorido donde no existen las etiquetas ni las categorías.
Pero la realidad siempre será otra. La realidad siempre será
que mi categoría me condiciona y me posibilita. Me hiere y me cura. Que mi
existencia es política. Que vuestros besos son privados. Que vuestro deseo es
la norma.
Mi realidad es que desde que me levanto combato la Institución,
cada minuto lucho y resisto. Mi realidad es que, en el mundo heterosexual yo no
puedo vivir. Yo sobrevivo.
No es cuestión de quien tiene los argumentos más certeros.
Es una cuestión vital. O deshago el mundo y a mí misma, o creo espacios y me
construyo… o no existo.
martes, 29 de octubre de 2013
La metamorfosis
El amanecer se ha resuelto para mí.
Abro los ojos a una mañana tibia y mal formada.
La luz está agotada,
las hojas se desprenden de las ramas
cambian en una danza perfecta
se pelean
una de ellas se pega en mi ventana.
El otoño ha entrado en noviembre pidiéndome disculpas:
siempre tarde.
El Viento me ha abandonado,
pero tiene que venir,
tiene que venir el Viento...
tiene que venir.
La ciudad se desdibuja entre perfiles somnolientos
Acaso mi rostro es tan débil
que podría confundirse con esta mota de polvo.
Entonces querría
bajar
bajar
bajar
bajar en descontento imperfecto sin maletas con lo puesto
y escuchar esta bandada de aguijones que me persiguen por las noches
arrancar con mis propias manos las rosas de los campos devastados
quitarme las espinas de los dedos con los dientes
dejar que el agua brote
dejar que la sangre corra y lo tiña todo hasta que tú te corras.
Tranquila.
Se ha sofocado la mañana a trompicones
era plácida y alegre y ahora solo es un avispero que maúlla en la caverna.
Este sabor amargo se mete entre los poros de mi piel
¡quítame la locura o vísteme con ella!
pero no me llames por las palabras que sabes que jamas vendrán a buscarme
yo era una niña o un niño o las dos cosas
pero ahora solo soy un ente mal formado que vomita versos y teme desangrarse
cualquier día volverá el alba a estas comisuras incendiadas
y verás
cuando la luz me oculte por completo
cuando las alimañas que me crecen dejen de escoltarme
que ya no soy apenas un rostro ni un monstruo anclado al vuelo
tan solo una mota de polvo correteando por el suelo
tan solo cualquiera de estas hojas
que luchan por sostenerse en el aire
que se creen capaces de volar
todas ellas insignificantes
y que al final
a base de estrellarse se dan cuenta
de que no son dioses
de que no vuelan más.
Abro los ojos a una mañana tibia y mal formada.
La luz está agotada,
las hojas se desprenden de las ramas
cambian en una danza perfecta
se pelean
una de ellas se pega en mi ventana.
El otoño ha entrado en noviembre pidiéndome disculpas:
siempre tarde.
El Viento me ha abandonado,
pero tiene que venir,
tiene que venir el Viento...
tiene que venir.
La ciudad se desdibuja entre perfiles somnolientos
Acaso mi rostro es tan débil
que podría confundirse con esta mota de polvo.
Entonces querría
bajar
bajar
bajar
bajar en descontento imperfecto sin maletas con lo puesto
y escuchar esta bandada de aguijones que me persiguen por las noches
arrancar con mis propias manos las rosas de los campos devastados
quitarme las espinas de los dedos con los dientes
dejar que el agua brote
dejar que la sangre corra y lo tiña todo hasta que tú te corras.
Tranquila.
Se ha sofocado la mañana a trompicones
era plácida y alegre y ahora solo es un avispero que maúlla en la caverna.
Este sabor amargo se mete entre los poros de mi piel
¡quítame la locura o vísteme con ella!
pero no me llames por las palabras que sabes que jamas vendrán a buscarme
yo era una niña o un niño o las dos cosas
pero ahora solo soy un ente mal formado que vomita versos y teme desangrarse
cualquier día volverá el alba a estas comisuras incendiadas
y verás
cuando la luz me oculte por completo
cuando las alimañas que me crecen dejen de escoltarme
que ya no soy apenas un rostro ni un monstruo anclado al vuelo
tan solo una mota de polvo correteando por el suelo
tan solo cualquiera de estas hojas
que luchan por sostenerse en el aire
que se creen capaces de volar
todas ellas insignificantes
y que al final
a base de estrellarse se dan cuenta
de que no son dioses
de que no vuelan más.
La destrucción esencial
Esencia: aquello que hace que una cosa sea lo que es
¡Me he volado!
El reflejo sigue aquí, pero no intacto
He cambiado mi nombre demasiadas veces
y ahora mis ojos me devoran
como si ya nunca hubiese nada mas
como si lo original hubiese desaparecido.
Mi mano se hunde en esta nube esponjosa
Quién me dará la respuesta jamás usada
No quiero correr pero mi corazón está en llamas.
Ahora apagaré la luz en un intento de recuperar mi memoria
Ah, el rio corriendo hacia arriba
Desafiando la muerte, las montañas, la gravedad
Ah, el Moncayo deslizado hacia abajo
quiere moverse
conducir por las carreteras que se le enredan en la falda
Ahora silencio.
Si yo solo soy una palabra
Si yo solo soy dos silabas sopladas
Una tilde mal puesta
Una idea y mil vueltas
Temo no encontrarme nunca al final del camino
Si puedo auxiliarme en ti
no sabré de que ti hablo
cuál de todos tus hombros
cuál d todos tus rostros.
Ah, el rio corriendo hacia arriba
y estas manos cada vez más grandes
y más torpes
Y a los versos cada vez menos
Cuando intento esperar a esperar
hay una caída entre mi adentro
y todo se consume en oleadas
y tempranas motas de polvo arañadas
Arrancadas
estaban las pieles en las que yo habito
Y se van multipliando por minutos
Y no hay peligro de que yo me olvide
Jamás me encontraré entre mis escombros
Jamás sabré nunca si esta mirada
Estaba enamorada, hueca o rota
Si yo estaba loca
O era habitual mirada de poeta.
¡me he volado!
Jamás comprenderás qué este grito
Por primera vez
No era de socorro:
Era de terror
Era de horror pasmoso
Era de infierno sobrecogido
De invierno repentino
De pregunta mal sonada
De respuesta jamás hallada
Era de templanza y nerviosismo
Era de lealtad y de un abismo
Era un temor legítimo a no encontrarme jamas en mi sitio
Era un miedo indestructible al comprender
Que nunca nadie se queda fijo
Que aquello que hace que una cosa sea lo que es
No existe
Que solo somos cuando dejamos de ser en el cambio invisible.
sábado, 19 de octubre de 2013
Para Izarbe
Y a tus tres años, ¿cómo voy a pedirte yo nada, solo que
juegues, que experimentes, que investigues, que aprendas? Sobre todo, que
juegues, pero con esto, con esto que no te da nadie más que tu: con tu imaginación,
con tus viajes al espacio en busca de pinturas para dibujar más caracoles y
duendes.
Y a tus tres años, ¿cómo voy a desvelarte yo alguna verdad? Si
ya las irás descubriendo con el tiempo… con el tiempo y ese olfato avispado que
ya te intuía desde que tenías un año.
Y a tus tres años, ¿cómo te voy a impedir esa sonrisa con la
que te abres al mundo todos los días, con la que amaneces llena de energía,
dispuesta a agotar a todos los que estamos a tu alrededor, sabiendo que aún
tendrás fuerzas para seguir gastando el día?
Y a tus tres años… y tu mirada de tres años… me da tanto
miedo esa mirada. Cuando la diriges hacia mi. Llena de ilusión. De sentir que
estás ante alguien importante. Y yo, cuando me miras de esa manera, de verdad
que me siento mucho mas pequeñita que tú. Y deseo que seas tú la que me cuide y
me salve, devolviéndome a tus juegos infantiles.
Y a tus tres años… esa mirada de admiración que me diriges…
que me da pánico… que me da terror… no quisiera ser yo quien te hiciese
despertar de tu inocencia. Quien te falle algún día.
Ni a tus tres años, ni a ningún año, no quisiera jamás
decepcionarte.
Y a la vez estar ahí cuando tu inocencia se desvanezca, y se
esfume en mi también la que me contagias y alimentas.
Y estar siempre ahí para ti.
Mi pequeña niña entusiasmada con el girar de su planeta.
Mi pequeña niña entusiasmada con el girar de su planeta.
miércoles, 16 de octubre de 2013
De todo de ti
Llamas encienden la noche
Me llamas y sé quién eres
Es el corazón amontonado
Eres tú
Llena de todo lo bueno del mundo
Con la sonrisa más duradera que existe
Firme como la roca de tus ojos al morderme
Te deslizas por mi vida
Como una obra de arte inteligente, perfecta
Jamás terminada
Siempre cambiante
Siempre ilusionada
Con todas las horas, con todo, que pasa
Llamas encienden un lago indisoluble
Un sentimiento indescriptible
Lo intento
Lo intento
Lo intento
Lo intento
Eres la mejor de todas mis versiones
Soy la mejor de todas tus palabras
Tú eres el olor de hogar, de tierra, de casa
Vuélvete al agua
Desnúdame en tu vientre
Sabes que soy sabedora de ti
Que cuento tus pecas mientras duermes
Que no puedo volver a fingir
Eres tú quien anhela mis despertares
Llamas encienden la noche
Te extraño y estás cerca
Nunc a es suficiente, cerca
Quiero abrazarte hasta fundirme en ti
Como si piel con piel se tejiesen para siempre
Pero jamás seremos mitades
Somos dos
Tu, y yo
Tu, y yo
Tu y yo y los dos leones
Acurrucadas entre los recuerdos imborrables
Crees que has hecho mucho
Pero sabes que nunca es bastante
Quiero que sepas
Quiero que siempre, siempre
Entre tu sonrisa de ojos guardes
Esta irrefutable certeza:
En mi vida he estado tan orgullosa de tener a alguien en mi
vida.
Estoy orgullosa de ti.
De todo de ti.
De tu olor y tu risa
De tu alegría infinita.
martes, 15 de octubre de 2013
Autoinculpación
Lo confieso. Soy una asesina. Todos los días, muchas veces,
en muchas ocasiones a lo largo de 24 horas. A horas puntuales y entre horas.
Siempre vigilada. Siempre obligada. Lo confieso. Soy una asesina porque
contribuyo a una masacre. Soy responsable de muchas, muchas, muchas muertes. Es un gesto sencillo. Un
gesto tan cotidiano que nadie detectaría jamás como violencia. Es un gesto
inaudible para el resto del mundo. Pero para mí configura un estruendo que
empieza a resultarme insoportable: el deslizarse de mis dientes, el abrir y el
cerrar de mi mandíbula, el ritmo lento y pausado, o ansioso y molesto, cansado,
de mi lengua abatida por el tiempo y la verdad de la condena. Mi cuerpo entero
la soporta. Soy cómplice de la tortura.
Esta es una autoinculpación, y deseo que se haga conmigo lo
que se considere merecido.
¿Qué se hará?
¿Qué harán de mí?
Nada.
El asesinato es repetido, deseado y codiciado por toda la
sociedad. Este holocausto del que me atribuyo como cómplice absoluta desde que
tengo menos de dos años. Todos somos cómplices de la tortura, la sangre y la
muerte. Todos del maltrato, las experimentaciones. Todos de los abandonos, de
la compra-venta, de los abusos, de las violaciones.
¿Qué se hará?
¿Qué harán de mí?
Nada.
Pero,
¡Qué haré yo conmigo!
La abolición de la esclavitud no ha sucedido del todo
todavía. Sigue habiendo esclavos en nuestros campos, en nuestras fronteras.
Sigue habiendo vidas que se tratan como objetos. Sigue habiendo vidas que se
tratan como medios de fines. Sigue habiendo sufrimiento a costa de perpetuar
capricho y privilegio.
Lo confieso.
Soy cómplice de la masacre, la matanza, la muerte, la
sangre.
Lo confieso.
Me autoinculpo.
Aún soy responsable de la muerte de los animales.
miércoles, 2 de octubre de 2013
Noche y poema
Escucho.
Es el silencio irrefutable.
Espera.
Cierra los ojos
ya empieza a crujir la saliva debajo de mi lengua.
Te frotarás los ojos con los dedos
en un intento de borrar tu memoria
pero solo podrás
llorar
a lágrima viva
llorar como una fuente natural acompañada
del rumor charlatán de un riachuelo espontáneo.
Escucho.
Es la ausencia incontestable.
Un fuego te hiela los dientes
lo sabes, tú, la ausente
entre todos mis yos este es el peor de todos
el que guarda la rabia y la asfixia
el que huele a celda
la poeta entorna los ojos y los vuelve hacia dentro
¡y si empiezo por mirarme es para ahogarme!
entre el mundo lo eterno y yo
hay un campo intrazable de aguijones
un sendero dibujado en lo invisible
la mano sonámbula me llama
el fulgor indestructible
valiente comienzo el amor por mi sombra.
Escucho.
Es el latido imposible.
Es mi corazón que ya no existe.
Es el silencio irrefutable.
Espera.
Cierra los ojos
ya empieza a crujir la saliva debajo de mi lengua.
Te frotarás los ojos con los dedos
en un intento de borrar tu memoria
pero solo podrás
llorar
a lágrima viva
llorar como una fuente natural acompañada
del rumor charlatán de un riachuelo espontáneo.
Escucho.
Es la ausencia incontestable.
Un fuego te hiela los dientes
lo sabes, tú, la ausente
entre todos mis yos este es el peor de todos
el que guarda la rabia y la asfixia
el que huele a celda
la poeta entorna los ojos y los vuelve hacia dentro
¡y si empiezo por mirarme es para ahogarme!
entre el mundo lo eterno y yo
hay un campo intrazable de aguijones
un sendero dibujado en lo invisible
la mano sonámbula me llama
el fulgor indestructible
valiente comienzo el amor por mi sombra.
Escucho.
Es el latido imposible.
Es mi corazón que ya no existe.
Inmolación en do menor
Me he destrozado los dedos
Ya nunca jamás podre bailar
Ha sido un golpe limpio y perfecto
Siguen las manchas en la pared
De toda la sangre del mundo.
Mi rabia se reconcentra amontonada
Quiere salirse de las entrañas
De las vísceras gelatinosas
Para llenar el vacío de las almas huecas
Las que solo se preocupan de su ombligo
Las que se guían por lo que ya está dicho.
Me he destrozado los dedos
La cabeza, la nariz, los dientes
Ya nadie me reconocerá
Cuando me encuentren
En esta habitación habitada por desastres
En esta habitación albergada por este ente
Este monstruo que ya no es persona
Sino una metamorfosis límpida y kafkiana
Querrán tal vez atraparme
Utilizarme como si fuese un trasto viejo
Que se puede exhibir
Con el que sacar dinero
Pero no sabrán que este objeto usado y maloliente
Este andrajo andante, este liquen pensante
Todavía podrá hablarles con los ojos
Y les hablara y les gritara con la mirada
Hasta que los ojos se salgan de sus cuencas
Hasta que las pupilas estallen
Hasta que el iris relampaguee rabia y furia
En un escenario construido en la amargura
Para este bufón del mundo
Diseñado para emitir las ideas más locas
Que nadie escucha si no es con burla
Y querrán
En un intento desesperado de alabarme
Construirme un altar como a sus dioses
Y no sabrán que todavía tengo dientes
Y todavía muerdo
Y mis fuerzas se regeneran en esta oscuridad
En la que me han abandonado por días enteros
Este encierro indestructible me asimila
Me convierte en él
Me subsume y me enajena
Mirad mis dedos
Ya tienen forma de pie
Ya no podre bailar jamás
Tal vez nunca te vea
En esta soledad encarcelada
En esta madriguera estallada
En esta trinchera abandonada
En esta ausencia buscada
Mirad mis dedos
Ya no existen si no es bajo un cuchillo
Que trata de arrancarse a tiras las penas
Me rodea el cuello
Me corta la vida
Y no queda nada y mis ojos son ciegos.
La doble moral
El mundo se ha vuelto cuchillo
Afilada hoja incandescente
Dispuesta a quemar
A cortar
A levantarme la piel lentamente
A mordisquear lo único vivo
Todo lo palpable
Succiona mi sangre atornillada
Mi garganta está seca
Te pido que la rompas
Te pido que resquebrajes las mitades que me quedan
¡Mírame a los ojos!
No sé qué verás
Me pareció ver vida
Apenas brillo
Pero hace mucho, demasiado
Y ahora me pesan los parpados
Tanto
Que cualquier día me sumiré
En esta ceguera en la que las vidas participan
Ya sin ánimo de lucro
Ya sin intención de despertar
La noche me mira
Cruje entre mis dientes
Las hojas caen
Los dedos la aniquilan
Un dolor
Un dolor indescriptible
Que cae
Cae
Cae
Cae
Y llega y toca y sigue cayendo
Creerás que lo has hecho todo
Y no te has movido del sitio
Y nada ha hecho sino empezar
La noche oscila entre yo y mi garganta
Mis venas están a punto de estallar
Será una explosión memorable
Mi desintegración definitiva
Será un atentado planeado al descubierto
Para que nadie pueda buscarme
Para que el mundo y yo
Nos fundamos y nadie pueda
Despojarme jamás de la mierda más absoluta
Mírame
Pero no como si fueses tu
Mírame contra mis ojos
Contémplame al trasluz
Sé que tienes miedo
Sabes que te horrorizo
Que no has sido capaz jamás de escuchar
Ni una de estas palabras que salen de mis dedos
Salen furiosas y agitadas
Salen calientes, mojadas, ardiendo
Salen brotando cantando gritando estallando
En un compas absoluto y armónico
Que acabara por destrozar los tímpanos
Sé que siempre has tenido miedo
A esta lluvia interminable
A este disparo a discreción de fuego y versos
Que nunca has entendido
Ni te has esforzado
Que siempre has detestado y temido
Pero óyeme
Jueza de la paz mundial nocturna
Escúchame bien
Verdad Absoluta
Yo vomito las palabras por los dientes
Yo acumulo toda la rabia que existe
Y la expulso por mi boca y por mi cuerpo
Como me viene en gana
Y me llevo por delante los principios
El puritanismo
Y la moral cristiana
Lo políticamente correcto
Y la violencia velada
Como agua enfurecida en la cascada.
lunes, 30 de septiembre de 2013
La muerte musical
Las notas suenan
las cuerdas golpean,
me ahogan.
Las teclas sangran
retumban en esta habitación.
Quiero salir.
¡Traed las ventanas!
¡Prendedle fuego al piano!
Si no lo tocas tú,
si no es tu alma la que brota,
si no son tus manos las que golpean el aire,
las que se mueven por el mar
blanco y negro
negro y blanco
provocando el oleaje
sonoro océano inconcluso,
valiente expresión,
mi ausente confuso,
si no son tus sentimientos y tus ojos
los que guían el sonido que lo inunda todo...
¡que se muera la música!
clavadle cuchillos,
colgadle del cielo
que llegue el silencio...
y que broten mis palabras en este echarte de menos.
las cuerdas golpean,
me ahogan.
Las teclas sangran
retumban en esta habitación.
Quiero salir.
¡Traed las ventanas!
¡Prendedle fuego al piano!
Si no lo tocas tú,
si no es tu alma la que brota,
si no son tus manos las que golpean el aire,
las que se mueven por el mar
blanco y negro
negro y blanco
provocando el oleaje
sonoro océano inconcluso,
valiente expresión,
mi ausente confuso,
si no son tus sentimientos y tus ojos
los que guían el sonido que lo inunda todo...
¡que se muera la música!
clavadle cuchillos,
colgadle del cielo
que llegue el silencio...
y que broten mis palabras en este echarte de menos.
domingo, 29 de septiembre de 2013
No he sabido cómo hacer.
Tal vez las palabras no hablan
pero esas pecas dibujan un camino inconfundible
y lo sigo imperturbable hasta ti.
Las alas se escaparon de la jaula.
Te crees nacer.
Te crees renacer entre mis piernas
El sol amaneció ensangrentado en primavera:
ya caen las hojas de mis manos de poeta.
Explótame dentro
como si yo fuese un corazón hecho de agua
y tú
el fuego más intenso
y tú
mi león en la sabana
ovillado entre mi sábana
Y tú
cancerbera del alma
desplaza mis tristezas
como espuma por la arena
como danza entre la niebla
como bruma, como pluma, como tierra.
Y tú
valiente compañera
guíame por la batalla
cuando las dudas me ciegan
Y tú
dormilona encantadora
descubre cómo mi ternura,
al hallar mi piel
mezclada con tu piel
desnuda
justo antes del amanecer,
los ojos, el cuerpo y las entrañas me inunda.
jueves, 12 de septiembre de 2013
Aire arrancado
El amor acumulado entre mi pecho me conmueve.
Ya estás lejos
atravesando pensamientos a los que jamás llegaré.
Todo entre tu pelo es privado
y este ambiente viciado se ríe en silencio.
Mis pasos resuenan en la soledad más absoluta.
He buscado mi vocación por los rincones
pero todo me lleva hacia ti.
Caminar por tu cuello con mis dedos
como un lenguaje sincero aunque inventado
He ido memorizando todos tus rasgos en secreto.
A veces me divierto cambiando tus pecas de lugar.
¡Pero mira a la enamorada en esta oscuridad latente!
Sabe que estás lejos
Sabe que se ha marchado y al volver
encontró una puerta cerrada indescifrable.
Sabe que comprendió que fue ella quien perdió la llave.
El amor acumulado entre mi pecho me conmueve.
Si vas a seguir arrugando tus gestos cuando llega el alba
Si acaso continúas todas las mañanas
emitiendo ese gruñido adorable que acompaña tus despertares
Tengo que advertírtelo hoy:
Temo enormemente acabar muriéndome de amor.
sábado, 7 de septiembre de 2013
viernes, 30 de agosto de 2013
Compañera de rincones y manías
de madrugadas torpes
y cervezas frías
compañera del camino y de mi vida
ojos de-sol-ados
ojos de sol de noche y de luz
ojos bicolores
¡no los cierres!
compañera,
no los cierres.
Nebulosas de pecas
amante de animales
piel blanca y brillante
no te encierres.
Boca fina y grande
dientes claros
mirada infinita
compañera de trinchera y de fatigas
compañera de estudio y de agonías
compañera de mi vida
musa del poema
sin tu voz indiscutible
sin tu luz inconfundible
el mundo no sería mundo
sino un sol desteñido agonizante
sumergido en la marea baja
encallando corazones
compañera en la lucha y en la cama
compañera en la distancia
sin tu bondad sincera
sin tu sonrisa valiente
la humanidad no tiene cura
mi enfermedad necesita tu ternura.
de madrugadas torpes
y cervezas frías
compañera del camino y de mi vida
ojos de-sol-ados
ojos de sol de noche y de luz
ojos bicolores
¡no los cierres!
compañera,
no los cierres.
Nebulosas de pecas
amante de animales
piel blanca y brillante
no te encierres.
Boca fina y grande
dientes claros
mirada infinita
compañera de trinchera y de fatigas
compañera de estudio y de agonías
compañera de mi vida
musa del poema
sin tu voz indiscutible
sin tu luz inconfundible
el mundo no sería mundo
sino un sol desteñido agonizante
sumergido en la marea baja
encallando corazones
compañera en la lucha y en la cama
compañera en la distancia
sin tu bondad sincera
sin tu sonrisa valiente
la humanidad no tiene cura
mi enfermedad necesita tu ternura.
Fisterra
Mi boca de exilio se ríe en silencio
he llegado hasta la costa
con el sol muriendo a mis espaldas
he llamado a nadie
he pedido limosna
una simple mano compañera
pero nadie tenía ya nada más que darme
mi boca de exilio suspira entre cuentos
el destierro es total
ante mis ojos cerrados, la costa más pura
aquí, donde viene a morir el mundo
donde todo termina
donde el cielo aúlla
más allá un abismo, dragones y fuego
mis manos de preso se juntan
soy esa convicta fugada
a la que le quedan pocas horas de vida
que ha venido a morir con la tarde que termina
soy ese mendigo que agoniza en la calle
soy ese niño sin familia
soy cada injusticia del mundo
¡pero miradme en la orilla!
la Tierra acaba aquí
en este azul naranja desteñido
en esta arena desolada que me atisba
nunca nadie la habrá pisado
entre ella, ese gran acantilado
que son los días
y las horas y la vida
una gran pendiente insalvable.
Mi boca de exilio se ríe en silencio
el aire me corta la cara
hace un frío repugnante de nieve
hace un frío de casa vacía
de silencio de noche
no sé si alguien temió alguna vez tanto la soledad
como este lugar donde los barcos desaparecen en el horizonte
no sé si alguien temió alguna vez tanto no tener nombre
como este rostro desdibujado en Fisterra que soy yo
me quedo entre el hielo
con el silencio absorto
con el crujir de olas
el romper de su espuma entre las rocas
me quedo inmóvil en la bruma
un paraje inmenso que me traga
y yo
un minúsculo habitante de la Tierra que aquí acaba
me quedo lentamente con mi lengua
me quedo sumida entre palabras
cuando tú pidas, volveré
remontaré mi vuelo de poeta
atravesaré el naranja atardecido
regresaré del Fin de la Tierra
y cuando el sol haya caído
me meteré en tu vida y tu reloj
marcará las doce.
he llegado hasta la costa
con el sol muriendo a mis espaldas
he llamado a nadie
he pedido limosna
una simple mano compañera
pero nadie tenía ya nada más que darme
mi boca de exilio suspira entre cuentos
el destierro es total
ante mis ojos cerrados, la costa más pura
aquí, donde viene a morir el mundo
donde todo termina
donde el cielo aúlla
más allá un abismo, dragones y fuego
mis manos de preso se juntan
soy esa convicta fugada
a la que le quedan pocas horas de vida
que ha venido a morir con la tarde que termina
soy ese mendigo que agoniza en la calle
soy ese niño sin familia
soy cada injusticia del mundo
¡pero miradme en la orilla!
la Tierra acaba aquí
en este azul naranja desteñido
en esta arena desolada que me atisba
nunca nadie la habrá pisado
entre ella, ese gran acantilado
que son los días
y las horas y la vida
una gran pendiente insalvable.
Mi boca de exilio se ríe en silencio
el aire me corta la cara
hace un frío repugnante de nieve
hace un frío de casa vacía
de silencio de noche
no sé si alguien temió alguna vez tanto la soledad
como este lugar donde los barcos desaparecen en el horizonte
no sé si alguien temió alguna vez tanto no tener nombre
como este rostro desdibujado en Fisterra que soy yo
me quedo entre el hielo
con el silencio absorto
con el crujir de olas
el romper de su espuma entre las rocas
me quedo inmóvil en la bruma
un paraje inmenso que me traga
y yo
un minúsculo habitante de la Tierra que aquí acaba
me quedo lentamente con mi lengua
me quedo sumida entre palabras
cuando tú pidas, volveré
remontaré mi vuelo de poeta
atravesaré el naranja atardecido
regresaré del Fin de la Tierra
y cuando el sol haya caído
me meteré en tu vida y tu reloj
marcará las doce.
Alma de Moncayo
Solitaria figura
poderoso contorno a contraluz
augura
una subida informe que rezuma
un ascenso incuestionable hacia la tumba.
Sal de alambre y mal de espinas
no serán mis ojos
ni mis manos
me aniquilan
el sudor corrosivo entre los dientes
las lágrimas sangrantes
los párpados que arden
no han podido más de sí
no han tenido qué decir
el paraje desolado y muerto
los campos quemados
árboles que se olvidan en el límite
donde muere toda vegetación
donde solo hay piedras y sed
el cansancio se va acumulando entre los dedos
los hombros pesan
las piernas no responden
no les importaría, por una vez, caer
la noche es cerrada y el monte aúlla
no soporta estar solo
olvidado
custodiando
tantas y tantas luces derretidas
entre la niebla que se agrupa hacia la bruma
casas sin humo de ausencias
cantan el grito desgarrado
empañan la noche de fervor
cielo azulado
hay un secreto en la montaña cuando muere el sol.
La naturaleza despierta, baldía
no hay comida, ni Ser. Mentira.
Hay palabras pero no hay llave
quiero subir hasta ese monte
perderme entre sus caminos
hacer mío lo más primitivo
acogerme a mis orígenes
lejos del ser humano
convertirme en alimaña o liquen
ser parte del musgo
ser parte del aire
de la lluvia que ya estalla entre las nubes.
¿Y qué voy a ser yo?
Alejada del lenguaje
¿Qué más voy a poder ser yo?
Solo nieve deslizada en la pendiente
solo un torrente que baja y se extingue
vengo a morir donde el pasado habita
vengo a vivir en mi memoria escrita
¿Y qué voy a ser yo?
Si mis ojos solo son hoja en verano
que el aire arranca del árbol que soy
y me quedo ciega y rendida
abatida entre estos caminos
con un disparo tirada en la cuneta
devorada por insectos y mentiras.
¿Y qué hay de la Nada?
Se extiende entre mi infinito
devastada y custodiada por mi misma
se atisba inconfundible en la montaña
enmudece y se lastima.
¿Y qué voy a ser yo?
Si mi alma es idéntica al Moncayo
que cambia de color
según el día, la luz y la estación del año
según quién le escala
y quién le habita
según quién le ama
según quién le estima.
poderoso contorno a contraluz
augura
una subida informe que rezuma
un ascenso incuestionable hacia la tumba.
Sal de alambre y mal de espinas
no serán mis ojos
ni mis manos
me aniquilan
el sudor corrosivo entre los dientes
las lágrimas sangrantes
los párpados que arden
no han podido más de sí
no han tenido qué decir
el paraje desolado y muerto
los campos quemados
árboles que se olvidan en el límite
donde muere toda vegetación
donde solo hay piedras y sed
el cansancio se va acumulando entre los dedos
los hombros pesan
las piernas no responden
no les importaría, por una vez, caer
la noche es cerrada y el monte aúlla
no soporta estar solo
olvidado
custodiando
tantas y tantas luces derretidas
entre la niebla que se agrupa hacia la bruma
casas sin humo de ausencias
cantan el grito desgarrado
empañan la noche de fervor
cielo azulado
hay un secreto en la montaña cuando muere el sol.
La naturaleza despierta, baldía
no hay comida, ni Ser. Mentira.
Hay palabras pero no hay llave
quiero subir hasta ese monte
perderme entre sus caminos
hacer mío lo más primitivo
acogerme a mis orígenes
lejos del ser humano
convertirme en alimaña o liquen
ser parte del musgo
ser parte del aire
de la lluvia que ya estalla entre las nubes.
¿Y qué voy a ser yo?
Alejada del lenguaje
¿Qué más voy a poder ser yo?
Solo nieve deslizada en la pendiente
solo un torrente que baja y se extingue
vengo a morir donde el pasado habita
vengo a vivir en mi memoria escrita
¿Y qué voy a ser yo?
Si mis ojos solo son hoja en verano
que el aire arranca del árbol que soy
y me quedo ciega y rendida
abatida entre estos caminos
con un disparo tirada en la cuneta
devorada por insectos y mentiras.
¿Y qué hay de la Nada?
Se extiende entre mi infinito
devastada y custodiada por mi misma
se atisba inconfundible en la montaña
enmudece y se lastima.
¿Y qué voy a ser yo?
Si mi alma es idéntica al Moncayo
que cambia de color
según el día, la luz y la estación del año
según quién le escala
y quién le habita
según quién le ama
según quién le estima.
jueves, 29 de agosto de 2013
Tengo una
Tengo una tristeza intemporal.
Tengo una tristeza escurridiza.
Me pesan las lágrimas de hierro
En este falso pañuelo agotado.
He soñado tantas veces con volar
Ya no entiendo el suelo de esta tierra
Los zapatos de estos pies
La mirada en esta cara desterrada.
Tengo una tristeza atemporal
Tengo una tristeza indestructible
Un miedo incontenible
Y una voz insoportable
Una furia incontrolable
Que arremete contra quien menos lo merece
Y aquí esta
Mi fuego arrasando los campos
Hambriento en lo mas devastado
Gritando
Gritando
Tengo una tristeza mas larga que estas vías
Este tren que me lleva a mi casa estrecha
Vacía
Una vida vacía una cama tan fría
No podría regresar
Una llamada urgente a Viena
Una soledad indescriptible
Un silencio apenas audible
Un silencio helador en esta casa
Un silencio de tecla y cemento.
Ya ha estallado
Ya ha estallado
Y no se puede contener
No hay nada que hacer por evitarlo
Nadie puede salvarme
Ya ha estallado
Es una cuerda vocal sin nombre
Es un cielo incendiado
Me crujen los huesos
A la noche bailare
Sobre unos zapatos con tacon grueso
Bailare como se aman dos muertos en la tumba
Añorare cada fantasma y cada bruma
La lengua tiene un tacto brutal sobre el veneno
Mi sangre es de hielo
Me arden los labios
Como una profecía a punto de ser devorada
Me gustaría arrancarme uno a uno
Todos los pelos que tengo en la cabeza
Ver la sangre correr de mis ideas
Ver la sangre envenenada que me hierve
Ver morder cada herida y cada piel que habito
Dormir en el poema que acaba
Morir en mi noche cerrada.
miércoles, 28 de agosto de 2013
viernes, 9 de agosto de 2013
La eternidad de mi silencio
El silencio de la noche es perfecto. Me acaricio la piel putrefacta entre facciones y me río para mi. Nadie va a venir hoy a salvarme.
He quemado los puentes, he construido la barrera: no dejo que hoy penetre nadie en mi, ni entre. No permito que nadie descifre el color de mis ojos sucios y empañados por un vaho azul tranquilo que me ciega los dientes.
El silencio de la noche es perfecto, y la soledad ha caído como esta luna que me abrasa la piel sobre el sol derrotado. Mi vida hecha jirones. Mi alma rasgada por las fauces de una sangre anexionada al corazón. Quiere dar paso a su dolor por medio de mi boca.
Vomito palabras
La noche sopla.
Nadie va a venir a salvarme.
estoy luchando contra mi misma
y si grito, mi voz se recortará en el horizonte antes de que pueda propagarse. mi ser se desintegrará lentamente y el canto de los grillos me irá sepultando en mi escritura.
el agua pegada en la ventana va desangrando los cristales. sabes que no hay otra opción. que esta oscuridad es la última que queda.
no volveremos a ser.
he esperado a que todo se muriese a mi alrededor. la pincelada es demasiado suelta. me sube ese calor inconfundible de las noches en vela. mis ojeras se confunden poco a poco con mi sangre. he rasgado la vida en bocanadas tan ávidas que nadie la encontrará nunca. hay un secreto eternizado por mis dientes. no has debido volver. mis ojos de loca te miran y sueñan con desnudarte para no dejarte marchar nunca.
no tienes ni idea de lo que es la soledad:
esta baba negra descolorida que se extiende por el suelo, que inunda las habitaciones y las casas, las paredes, los cuadros, las trabas.
esta baba negra pegajosa que se envuelve hasta no dejarte respirar. ¡esa es la soledad! esta que ha caído sobre mis hombros como un castigo merecido pero impuesto demasiado pronto.
desde que cogí ese avión y atravesé vidas al tamaño de una hormiga, como si pudiese aplastar sus historias y sus cicatrices con la punta del zapato, he sabido que la soledad viajaba a mi lado y no habría de abandonarme en todo el viaje. la veo en todas partes. en esta silla vacía que hace alarde de su tapicería no ocultada. en este silencio incendiario, tan escandaloso que le grito para que se apague, se calle y se marche. pero mi voz deja de extenderse y el silencio le gana terreno en el aire. yo siempre pierdo todas las batallas. debes saberlo o dejarme.
ahora escúchame. estoy malescribiendo a causa de no saber vivir mas allá de mis recuerdos. yo vivo dos vidas. me enfrento a mi memoria como si fuese un trozo de papel en blanco. tengo que llenarlo de historias para poder existir.
Hoy en el tranvía estabas cerca, y decidíamos bajarnos en Fasangasse para tomar unas cervezas, porque solo eran las siete. luego la muerte ha seguido dirigiendo aquel tren destartalado inmundo y se ha saltado la parada, y te ha arrojado entre las vías. y se ha disuelto el color de mi memoria y todo era gris gris gris como el mosquito. estás lejos como mi casa. esta locura es el resultado de tu ausencia y de mi soledad no deseada.
si no puedo gritar lo que escribo
si no puedo amarte y comerte
aprenderme en el espejo, decir tu nombre
este sudor irremediable que me enfría
acabará cortándome la vida
las ideas se me hunden en una almohada de papel
sabes que si no vuelves nada tiene sentido
la luna comienza a arder dentro de mis venas.
He quemado los puentes, he construido la barrera: no dejo que hoy penetre nadie en mi, ni entre. No permito que nadie descifre el color de mis ojos sucios y empañados por un vaho azul tranquilo que me ciega los dientes.
El silencio de la noche es perfecto, y la soledad ha caído como esta luna que me abrasa la piel sobre el sol derrotado. Mi vida hecha jirones. Mi alma rasgada por las fauces de una sangre anexionada al corazón. Quiere dar paso a su dolor por medio de mi boca.
Vomito palabras
La noche sopla.
Nadie va a venir a salvarme.
estoy luchando contra mi misma
y si grito, mi voz se recortará en el horizonte antes de que pueda propagarse. mi ser se desintegrará lentamente y el canto de los grillos me irá sepultando en mi escritura.
el agua pegada en la ventana va desangrando los cristales. sabes que no hay otra opción. que esta oscuridad es la última que queda.
no volveremos a ser.
he esperado a que todo se muriese a mi alrededor. la pincelada es demasiado suelta. me sube ese calor inconfundible de las noches en vela. mis ojeras se confunden poco a poco con mi sangre. he rasgado la vida en bocanadas tan ávidas que nadie la encontrará nunca. hay un secreto eternizado por mis dientes. no has debido volver. mis ojos de loca te miran y sueñan con desnudarte para no dejarte marchar nunca.
no tienes ni idea de lo que es la soledad:
esta baba negra descolorida que se extiende por el suelo, que inunda las habitaciones y las casas, las paredes, los cuadros, las trabas.
esta baba negra pegajosa que se envuelve hasta no dejarte respirar. ¡esa es la soledad! esta que ha caído sobre mis hombros como un castigo merecido pero impuesto demasiado pronto.
desde que cogí ese avión y atravesé vidas al tamaño de una hormiga, como si pudiese aplastar sus historias y sus cicatrices con la punta del zapato, he sabido que la soledad viajaba a mi lado y no habría de abandonarme en todo el viaje. la veo en todas partes. en esta silla vacía que hace alarde de su tapicería no ocultada. en este silencio incendiario, tan escandaloso que le grito para que se apague, se calle y se marche. pero mi voz deja de extenderse y el silencio le gana terreno en el aire. yo siempre pierdo todas las batallas. debes saberlo o dejarme.
ahora escúchame. estoy malescribiendo a causa de no saber vivir mas allá de mis recuerdos. yo vivo dos vidas. me enfrento a mi memoria como si fuese un trozo de papel en blanco. tengo que llenarlo de historias para poder existir.
Hoy en el tranvía estabas cerca, y decidíamos bajarnos en Fasangasse para tomar unas cervezas, porque solo eran las siete. luego la muerte ha seguido dirigiendo aquel tren destartalado inmundo y se ha saltado la parada, y te ha arrojado entre las vías. y se ha disuelto el color de mi memoria y todo era gris gris gris como el mosquito. estás lejos como mi casa. esta locura es el resultado de tu ausencia y de mi soledad no deseada.
si no puedo gritar lo que escribo
si no puedo amarte y comerte
aprenderme en el espejo, decir tu nombre
este sudor irremediable que me enfría
acabará cortándome la vida
las ideas se me hunden en una almohada de papel
sabes que si no vuelves nada tiene sentido
la luna comienza a arder dentro de mis venas.
Solo eran palabras
Siento la presencia obsesiva de mi cuerpo. Desaparece en la maleza, se va hundiendo. Todo mi ser es hielo. Un bloque eterno que no habrá de fundirse nunca. No puedo moverme. Estrujo mis dientes con fuerza. Hay demasiada soledad, y el silencio cala los huesos como esa mentira infinitamente repetida. Al final, será verdad. Y después, la luna encenderá una hoguera para reírse amargamente de mis ojos amarillos.
Entre tantas ruinas, el enfrentamiento conmigo misma es mi única oportunidad. Hoy estoy lejos. También de ti. No puedo negarlo cuando el fuego no prende.
Hay un miedo. Es un terror indescriptible de ser algo. Algo sin precedente, ese algo sin excusas. Ser una cosa sin reflejo, sin palabras, sin pregunta.
Hay un miedo. Es un temor irrepetible a marcar la huella en un camino nunca transitado. Hay una ansiedad incomprensible a hacer aquello que nadie nunca ha hecho antes. Eso significa tener rostro. Eso significa dibujar tu propio nombre.
Hay un miedo incorruptible de ser alguien.
Siento mi cuerpo obvio y estéril entre la cama. Es como un lastre que me tira hacia abajo. Mi mirada encajonada contempla la oscuridad sin darle vueltas. Se detiene, lenta y larga, ante una puerta.
Ella sabe quién hay ahí. Quién vive ahí, quién respira y duerme, ajena al sufrimiento que se expande en esta penumbra contigua.
Ella sabe que no los conoce. Que la miran sin ver, en un silencio apenas audible, le piden perdón sin comprender del todo por qué se disculpan.
Pero hemos hecho algo realmente mal. Sino estas paredes no nos separarían tan temprano.
Le hemos puesto puertas al campo.
En mis venas ya no corre nada más que esta luz helada y rabiosa que quiere agitarme las entrañas y aquí solo hay un silencio sepulcral como si ya estuviese todo hecho y vencido. Quizá esto es lo que está muerto.
Algo hemos hecho mal para que jamas entendáis de qué hablo en estas líneas. si es que alguna vez os dignáis a acercaros a mis palabras agitadas y confusas, que ni siquiera yo seré capaz de descifrar cuando amanezca.
Ya cae el sol.
Se incendia en este cielo extranjero
tiñéndose de sangre.
a su alrededor,
una bandada de fuego se va extinguiendo en silencio.
vuelan los pájaros, huyendo.
¡dádme alas a mi también!
dádme alas...
quiero escapar de estos ojos podridos
Entre tantas ruinas, el enfrentamiento conmigo misma es mi única oportunidad. Hoy estoy lejos. También de ti. No puedo negarlo cuando el fuego no prende.
Hay un miedo. Es un terror indescriptible de ser algo. Algo sin precedente, ese algo sin excusas. Ser una cosa sin reflejo, sin palabras, sin pregunta.
Hay un miedo. Es un temor irrepetible a marcar la huella en un camino nunca transitado. Hay una ansiedad incomprensible a hacer aquello que nadie nunca ha hecho antes. Eso significa tener rostro. Eso significa dibujar tu propio nombre.
Hay un miedo incorruptible de ser alguien.
Siento mi cuerpo obvio y estéril entre la cama. Es como un lastre que me tira hacia abajo. Mi mirada encajonada contempla la oscuridad sin darle vueltas. Se detiene, lenta y larga, ante una puerta.
Ella sabe quién hay ahí. Quién vive ahí, quién respira y duerme, ajena al sufrimiento que se expande en esta penumbra contigua.
Ella sabe que no los conoce. Que la miran sin ver, en un silencio apenas audible, le piden perdón sin comprender del todo por qué se disculpan.
Pero hemos hecho algo realmente mal. Sino estas paredes no nos separarían tan temprano.
Le hemos puesto puertas al campo.
En mis venas ya no corre nada más que esta luz helada y rabiosa que quiere agitarme las entrañas y aquí solo hay un silencio sepulcral como si ya estuviese todo hecho y vencido. Quizá esto es lo que está muerto.
Algo hemos hecho mal para que jamas entendáis de qué hablo en estas líneas. si es que alguna vez os dignáis a acercaros a mis palabras agitadas y confusas, que ni siquiera yo seré capaz de descifrar cuando amanezca.
Ya cae el sol.
Se incendia en este cielo extranjero
tiñéndose de sangre.
a su alrededor,
una bandada de fuego se va extinguiendo en silencio.
vuelan los pájaros, huyendo.
¡dádme alas a mi también!
dádme alas...
quiero escapar de estos ojos podridos
Soltar todo. Largarse
Es una oscuridad tan lenta
que podría absimarme entre mi misma
sin tan siquiera comprender que estoy aquí
que respiro, escribo y hablo con esta lengua
que me cortan poco a poco las entrañas
los minutos que transcurren en mi cama.
Es una agonía tenue que me llama
me invita a perdonarme a voces
a explorar todos los rincones
a recoger toda la rabia del mundo
la tristeza de estas calles
es una soledad húmeda, espontánea
se va posando sin control a cada paso
me va negando las palabras y el calor
y tendré que seguirla:
amarla hasta que se vaya.
que podría absimarme entre mi misma
sin tan siquiera comprender que estoy aquí
que respiro, escribo y hablo con esta lengua
que me cortan poco a poco las entrañas
los minutos que transcurren en mi cama.
Es una agonía tenue que me llama
me invita a perdonarme a voces
a explorar todos los rincones
a recoger toda la rabia del mundo
la tristeza de estas calles
es una soledad húmeda, espontánea
se va posando sin control a cada paso
me va negando las palabras y el calor
y tendré que seguirla:
amarla hasta que se vaya.
Mi escritura secreta
Escondo mis palabras
como si fuese un criminal
como estar escribiendo lo prohibido
panfletos incendiarios en la dictadura
pintadas furtivas en la madrugada.
escondo mis palabras
como si me desnudase, lasciva
como una maldición antigua y blanca
¡y no quiero que nadie me vea!
que me espíen a través de las ventanas,
mis palabras soy yo
yo soy mis palabras
si viene el silencio me atraviesa una daga
un desconsuelo equivalente
a un trozo de papel rodando por la calle
jamás lo hará a su antojo
siempre guiado por el viento
por unos dedos que lo recogen,
por una mano que lo desdeña,
lo arroja de nuevo a la calle,
un bolsillo lo guarece,
aquel que lo extraviará mas tarde:
esa es mi vida sin ti.
esa es mi vida sin vida
quítame el corazón,
pero jamás la poesía.
como si fuese un criminal
como estar escribiendo lo prohibido
panfletos incendiarios en la dictadura
pintadas furtivas en la madrugada.
escondo mis palabras
como si me desnudase, lasciva
como una maldición antigua y blanca
¡y no quiero que nadie me vea!
que me espíen a través de las ventanas,
mis palabras soy yo
yo soy mis palabras
si viene el silencio me atraviesa una daga
un desconsuelo equivalente
a un trozo de papel rodando por la calle
jamás lo hará a su antojo
siempre guiado por el viento
por unos dedos que lo recogen,
por una mano que lo desdeña,
lo arroja de nuevo a la calle,
un bolsillo lo guarece,
aquel que lo extraviará mas tarde:
esa es mi vida sin ti.
esa es mi vida sin vida
quítame el corazón,
pero jamás la poesía.
Invocándote
Yo creía que volvería el invierno
que la respuesta llegaría a tiempo
pero las calles avanzan por esta ciudad
sin saber desembocar en otro sitio
que no sea una muerte.
Qué hacer con tanta soledad
no sé dónde meterla
no me cabe en cualquier parte
los cajones están llenos de heridas
y la piel
de cicatrices
las mesas vacías y el corazón repleto
de clavos clavados, de dardos ardiendo
mis dedos hambrientos
avanzan por el papel
sabiendo
que no saldrá de su punta ni un verso.
pero qué es este silencio
no puedo con este fracaso a las espaldas
no hay espejo capaz de hablarme
solo una sombra invisible en estas calles
y el viento ondea la ausencia
como una baba negra pastosa y rolliza
que se tambalea y se pega en mis zapatillas
conforme avanzo
sin rumbo, ni línea, ni trazo.
Sé que no entenderé mi letra,
que yo misma me he abandonado
que estas palabras caerán
tan lejos y hondo como cae mi fracaso
mis ganas de amarme
mis ansias de llorar
brota el alma lentamente por los pulmones
se me escapa
ya
no siento nada.
demasiadas heridas en un solo cuerpo mutilado
demasiadas cicatrices para soportar otro corazón
el mio apenas late
¿me oyes?
dime que me oyes
aunque estés lejos como mi casa
dime que lees mis palabras
que el viento sopla y te las lleva
entre esas nubes que ya estallan.
dime que adivinas que la vida se me viene grande
que el poema me desborda
que he perdido la batalla:
me deseo otra.
que la respuesta llegaría a tiempo
pero las calles avanzan por esta ciudad
sin saber desembocar en otro sitio
que no sea una muerte.
Qué hacer con tanta soledad
no sé dónde meterla
no me cabe en cualquier parte
los cajones están llenos de heridas
y la piel
de cicatrices
las mesas vacías y el corazón repleto
de clavos clavados, de dardos ardiendo
mis dedos hambrientos
avanzan por el papel
sabiendo
que no saldrá de su punta ni un verso.
pero qué es este silencio
no puedo con este fracaso a las espaldas
no hay espejo capaz de hablarme
solo una sombra invisible en estas calles
y el viento ondea la ausencia
como una baba negra pastosa y rolliza
que se tambalea y se pega en mis zapatillas
conforme avanzo
sin rumbo, ni línea, ni trazo.
Sé que no entenderé mi letra,
que yo misma me he abandonado
que estas palabras caerán
tan lejos y hondo como cae mi fracaso
mis ganas de amarme
mis ansias de llorar
brota el alma lentamente por los pulmones
se me escapa
ya
no siento nada.
demasiadas heridas en un solo cuerpo mutilado
demasiadas cicatrices para soportar otro corazón
el mio apenas late
¿me oyes?
dime que me oyes
aunque estés lejos como mi casa
dime que lees mis palabras
que el viento sopla y te las lleva
entre esas nubes que ya estallan.
dime que adivinas que la vida se me viene grande
que el poema me desborda
que he perdido la batalla:
me deseo otra.
Noche tormenta
El silencio me ha sobrevenido
tan cierto y cruel
que me ha arrancado la piel poco a poco.
Pidiendo información.
Suplicando que lo rompiese,
que lo quebrara.
Nada.
No he podido hacer nada.
He augurado una noche tan larga
que los ojos se quedarían ciegos
y las montañas suplicarían la nueve
y las nubes implorarían el agua.
El sol escalaría en esos árboles,
entre sus ramas.
He congelado mi corazón,
ahora está en llamas.
Tejo lentamente sus cortinas
estos visillos que lo tapan.
He jurado guerra eterna en el amor.
La soledad es una forma cruel de venganza.
la ausencia es extraña y larga
la tortura es brutal.
Siento mi garganta desencajándose
me he quedado sin voz
ya no tengo palabras
soy el ridículo absoluto del poeta
soy un intento fallido
soy eso que quiere y no llega.
Escribo bajo una luz más triste que mis ojos.
tan cierto y cruel
que me ha arrancado la piel poco a poco.
Pidiendo información.
Suplicando que lo rompiese,
que lo quebrara.
Nada.
No he podido hacer nada.
He augurado una noche tan larga
que los ojos se quedarían ciegos
y las montañas suplicarían la nueve
y las nubes implorarían el agua.
El sol escalaría en esos árboles,
entre sus ramas.
He congelado mi corazón,
ahora está en llamas.
Tejo lentamente sus cortinas
estos visillos que lo tapan.
He jurado guerra eterna en el amor.
La soledad es una forma cruel de venganza.
la ausencia es extraña y larga
la tortura es brutal.
Siento mi garganta desencajándose
me he quedado sin voz
ya no tengo palabras
soy el ridículo absoluto del poeta
soy un intento fallido
soy eso que quiere y no llega.
Escribo bajo una luz más triste que mis ojos.
Poema de odio y pérdida
Recuerdo que antes
miraba todo entornando los ojos
exprimiendo su esencia
el lado invisible de las cosas.
Buscaba lo poético en el arte
y en una silla abandonada por la calle
lo encontraba en los libros
y en el hambre y sus mendigos
lo hallaba en los versos
y en los puentes, y en las gentes, y en el agua...
He olvidado mirar
la batalla ha sido derrotada
he olvidado cómo se miraba.
Hoy solo hay traiciones y defectos
lo más amargo y fútil de un mundo infecto
y hostil.
Odio la filosofía,
me odio a mí
miraba todo entornando los ojos
exprimiendo su esencia
el lado invisible de las cosas.
Buscaba lo poético en el arte
y en una silla abandonada por la calle
lo encontraba en los libros
y en el hambre y sus mendigos
lo hallaba en los versos
y en los puentes, y en las gentes, y en el agua...
He olvidado mirar
la batalla ha sido derrotada
he olvidado cómo se miraba.
Hoy solo hay traiciones y defectos
lo más amargo y fútil de un mundo infecto
y hostil.
Odio la filosofía,
me odio a mí
Poeta en Viena
Me reclaman los grillos
en un ritual nocturno que se repite.
tú estás lejos y yo
ocupo un lugar en esta inmensa ciudad
que podría vaciar sin que pasase nada.
He sobrevolado mares y tierras
que contenían en lo más profundo
millones de vidas amontonadas
tratando de sobrevivir
intentando respirar
en esta inmensidad que nos traga
a todos por igual.
Avanzo ferozmente entre estas vías
con el vaivén acompasado del vagón
dejo atrás casas con sus vidas
ojos con sus historias
con sus heridas
con cada recuerdo gris
que les va matando poco a poco
avanzo velozmente y sé
que estas vidas jamás le importarán a nadie
como tampoco a nadie le afectará la mía.
esta ciudad inmensa
esta ciudad impune
me coloca en el centro para luego
dejarme en la periferia más desoladora
y la pregunta ¿quién soy?
aparece, peligrosa, tras el espejo.
Mi mirada no dice nada sobre mí,
mi triste mirada clara.
Mi rostro es minúsculo.
Los grillos me llaman en su ritual
ellos saben que estoy
ellos saben que tengo todas esas palabras
capaces de taladrar un corazón.
Las nubes me persiguen.
Poeta perdida en la ciudad de Viena,
poeta sin nombre
poeta sin verso
¿poeta?
tal vez, poeta.
en un ritual nocturno que se repite.
tú estás lejos y yo
ocupo un lugar en esta inmensa ciudad
que podría vaciar sin que pasase nada.
He sobrevolado mares y tierras
que contenían en lo más profundo
millones de vidas amontonadas
tratando de sobrevivir
intentando respirar
en esta inmensidad que nos traga
a todos por igual.
Avanzo ferozmente entre estas vías
con el vaivén acompasado del vagón
dejo atrás casas con sus vidas
ojos con sus historias
con sus heridas
con cada recuerdo gris
que les va matando poco a poco
avanzo velozmente y sé
que estas vidas jamás le importarán a nadie
como tampoco a nadie le afectará la mía.
esta ciudad inmensa
esta ciudad impune
me coloca en el centro para luego
dejarme en la periferia más desoladora
y la pregunta ¿quién soy?
aparece, peligrosa, tras el espejo.
Mi mirada no dice nada sobre mí,
mi triste mirada clara.
Mi rostro es minúsculo.
Los grillos me llaman en su ritual
ellos saben que estoy
ellos saben que tengo todas esas palabras
capaces de taladrar un corazón.
Las nubes me persiguen.
Poeta perdida en la ciudad de Viena,
poeta sin nombre
poeta sin verso
¿poeta?
tal vez, poeta.
El vacío condenable
Día uno desde que te fuiste.
Tu cuarto ya está ocupado por el polvo
lleno de soledad
el piano quejumbroso de silencio.
Tu cuarto ya está ocupado por el polvo
lleno de soledad
el piano quejumbroso de silencio.
miércoles, 31 de julio de 2013
El amor permanente
¿Dónde está el amor?
La gente dice que se apaga.
¿Dónde está el amor?
Siempre se dice que se acaba
como un fuego que se extingue
como la vela consumida
como la lluvia en la tormenta
como el agua.
Al principio hay una masa,
una cantidad ingente
que sube a borbotones por la boca
desde la tripa y la garganta
y luego,
nada.
Al principio hay una magia
en la que nunca se ha creído
tras la extinta infancia
una inocencia que vuelve
un perdón a la vida
un temor a la muerte.
¿Pero dónde está el amor por el camino?
Se va perdiendo a cada paso,
se va extinguiendo.
Se adormece entre las tardes,
se va escondiendo en los rincones.
La maleza lo atrapa, lo araña, lo absorbe.
Se relajan las miradas y los cuerpos
comienzan discusiones
y el amor muere como una margarita
cuyas hojas se han ido arrancando
sabedoras de su existencia finita.
¿Dónde está el amor?
Solo al principio
y luego, y luego
resignarse a la ternura
reducirse al cariño.
¿Dónde está ese amor?
Mi Imaginario y yo.
Si este fuego incendia el bosque,
arrasa cada trampa
y todas las dificultades
y cada día crece más y no se apaga
por más que se alerta:
¡desalojen sus casas!
Si este agua que se expande
nos inunda las mañanas
ni se seca ni se ahoga:
es un mar lleno de calma.
Si esta magia se contempla
en admirable fuera de sorpresa
si tú eres tuya,
y yo soy mía,
no hay trampa alguna:
somos siempre libres juntas.
Y el amor nos va creciendo siempre en el camino
¿y qué es eso sin abismo?
La inagotable ilusión que sentimos
al contemplar nuestro amor cotidiano.
Ese sentimiento tan continuo
que no puede no estar.
El amor siempre se nos crece
como una margarina in-deshojada permanente.
La gente dice que se apaga.
¿Dónde está el amor?
Siempre se dice que se acaba
como un fuego que se extingue
como la vela consumida
como la lluvia en la tormenta
como el agua.
Al principio hay una masa,
una cantidad ingente
que sube a borbotones por la boca
desde la tripa y la garganta
y luego,
nada.
Al principio hay una magia
en la que nunca se ha creído
tras la extinta infancia
una inocencia que vuelve
un perdón a la vida
un temor a la muerte.
¿Pero dónde está el amor por el camino?
Se va perdiendo a cada paso,
se va extinguiendo.
Se adormece entre las tardes,
se va escondiendo en los rincones.
La maleza lo atrapa, lo araña, lo absorbe.
Se relajan las miradas y los cuerpos
comienzan discusiones
y el amor muere como una margarita
cuyas hojas se han ido arrancando
sabedoras de su existencia finita.
¿Dónde está el amor?
Solo al principio
y luego, y luego
resignarse a la ternura
reducirse al cariño.
¿Dónde está ese amor?
Mi Imaginario y yo.
Si este fuego incendia el bosque,
arrasa cada trampa
y todas las dificultades
y cada día crece más y no se apaga
por más que se alerta:
¡desalojen sus casas!
Si este agua que se expande
nos inunda las mañanas
ni se seca ni se ahoga:
es un mar lleno de calma.
Si esta magia se contempla
en admirable fuera de sorpresa
si tú eres tuya,
y yo soy mía,
no hay trampa alguna:
somos siempre libres juntas.
Y el amor nos va creciendo siempre en el camino
¿y qué es eso sin abismo?
La inagotable ilusión que sentimos
al contemplar nuestro amor cotidiano.
Ese sentimiento tan continuo
que no puede no estar.
El amor siempre se nos crece
como una margarina in-deshojada permanente.
Progresos dentro de mi voz muda
Intento llegar a ti.
-Pensarás que ya estoy dentro-
Pero no.
Intento llegar a ti
Desplazando el mayor número posible de silencio.
-Pensarás que ya estoy dentro-
Pero no.
Intento llegar a ti
Desplazando el mayor número posible de silencio.
Y al final
Y al final
la felicidad era esta calma y no aquel drama
esta tranquilidad y nuestra casa
tus ojos, tu rostro y mi espalda
tus besos, tus brazos, mi caos.
Y al final
la felicidad era esta calma
esta calma, y nada más.
la felicidad era esta calma y no aquel drama
esta tranquilidad y nuestra casa
tus ojos, tu rostro y mi espalda
tus besos, tus brazos, mi caos.
Y al final
la felicidad era esta calma
esta calma, y nada más.
La nostalgia de ti es lo que sé del infinito
Te echo de menos y aún no te has ido.
Te extraño hasta desconocerme.
Te extraño tanto que te invento
y disuelvo la luna
acomodando en su lugar
tu recuerdo.
Hemos ido creciendo y ahora
no me cabe el corazón en este pecho
tan pequeño y tan sincero
que no quiere que te marches de su ciudad
porque las calles se quedan tibias y mojadas
pelean entre ellas para que vengas
te llaman aullando a tu rostro que preside los cielos.
Te echo de menos y aun no te has ido.
No recorreré ya más esa larga avenida
bajo un sol pegajoso intentando derrumbarme.
Ya no habrá más bajadas hasta ese barrio
en el que soñamos vivir juntas alguna vez.
No habrá más capítulos por este verano.
Te echo de menos tanto que me extraño.
Los madrugones para un desayuno escaso
tras las noches sin ti.
Remolonear en el sofá convertido en casa
tras las noches en ti.
Las curvas de mi cuerpo proyectadas en tu espalda,
tus gruñidos nocturnos,
mi pereza acumulada.
La guitarra que amontona polvo,
la pared de tu habitación renovada.
El helado derretido,
como los hielos olvidados,
las películas de drama
que nunca hablarán de Nosotras.
Los paseos y los besos bajo temperaturas criminales
Las ventanas abiertas por la noche.
Las sorpresas de limpieza
las tardes que se alargan en cerveza.
Echo de menos todo lo que hemos hecho
como recuerdos que se almacenan
en ese rincón de la memoria
donde se guarda todo aquello que merece la pena.
La libertad era eso
Hace tiempo que tengo una sospecha:
tú fuiste escrita para que te amase.
Tú fuiste escrita en braille
para no nombrarte.
Solo los dedos que se acercan a ti,
a tu calor de eterno enero,
pueden conocerte de verdad.
Tú fuiste escrita para recitarte.
Tú, creada para que te escribas
para que te inventes,
para que decidas.
Tú, cifrada con lenguaje propio
voy amando tus palabras
leo en tus gestos lo que entrañas
y crece mi sospecha
más real y más certera
de que yo soy esa poeta que vive
de tu verso y de tu cuerpo sedienta,
que aspira a recoger lo incomprensible
que ansía atesorar lo incognoscible…
Y que tú eres mi inasible,
Y que tú eres libertad.
sábado, 20 de julio de 2013
Desvelando el machismo cotidiano
Nada
más habitual y cotidiano que unos tíos pesados en un bar o en la calle
dirigiéndose a ti con algún comentario. Mi caso más próximo, ayer por la
noche. Es nuestro pan de cada día. Es la vida cotidiana de la mayoría
de las mujeres. Aunque por lo visto solo nos molesta a las feminazis… claro, somos unas radicales.
Nada más habitual y cotidiano que unos machirulos gritándote cual bestias, invadiendo tu espacio, un espacio del que tienes derecho a disfrutar a tus anchas sin que nadie tenga que molestarte, solo porque sienten que tienen el poder y la legitimidad de hacerlo.
Me pregunto cuántas mujeres interpelan a hombres por la calle para hacer comentarios de su aspecto físico. Cuántas van a tocarle el cuerpo a cada hombre que se cruzan por la calle y que va sin camiseta, que por cierto ahora en verano es un hecho de lo más habitual que no constituye ningún tipo de espectáculo.
El cuerpo masculino es lo neutro. El hombre es el Hombre, es decir, el ser humano. El cuerpo femenino siempre denota y significa sexo. Objeto sexual que esta ahí a disposición del macho ibérico de turno para poder ser mirado y contemplado como una cosa bonita que hay que valorar. Y la puntuación de la exhibición se emite, por supuesto, en voz alta, puesto que todo aquello que es pensado por un hombre tiene valor por si mismo y es legitimo transmitirlo. Los comentarios pueden variar, desde "guapa", "vayas tetas" hasta frases hechas de lo mas populares. En cualquier caso, tu cuerpo (no Tú como Sujeto) camina por la calle, un espacio de todas, a disposición de todo tipo de valoraciones. ¿Y quién es nadie para interpelarme y decirme cosas sobre mí, y pensar además que su opinión me importa?
La reacción más habitual de todas las mujeres que sufren este tipo de machismo es la no reacción. O un silencio o, incluso, una contestación halagada. Lo que se dice un seguir la corriente. Di que si. Es nuestro próximo eslogan ¡Síguele el rollo al machismo!
De modo que, los machirulos no solo se sienten con poder y legitimidad de emitir un juicio valorativo de cosificación sobre ti sino que las mujeres también sienten que ellos están en su derecho de hacerlo. Quédate calladita, sonríe y aprieta un poco el paso por si acaso. Pero déjalos, porque ya sabes… "son hombres."
¿Qué pasa cuando una mujer ha acogido nuestro “ninguna agresión sin respuesta”? Se girará, se detendrá y le contestará un comentario cortante. He estudiado largamente el comportamiento machirulesco en todas las ocasiones en que esto me ha sucedido, y no han sido pocas. Su reacción es siempre la misma: un silencio repentino, una expresión de sorpresa, unos ojos desorbitados…: “¡las mujeres hablan! ¡tienen voz propia! son… no puede ser… si, ¡son personas!”
Tras este magnifico hallazgo algo no acaba de encajar del todo: “esto es inconcebible, una mujer que se precie no solo no te rebate y reclama su espacio y su derecho a caminar libremente por la calle o bailar por el bar, sino que además te sonreirá, agradecida, de lo que solo ha sido un "inofensivo" piropo. Estas contestaciones no las hacen las mujeres. Esto que tengo delante no es una mujer verdadera. Solo puede ser una…”
Y aquí viene la palabra que rompe el silencio cortante que se ha creado:
-¡bollera!
¡Como son estos machirulos! No saben que nos están empoderando al poner de manifiesto que la palabra bollera tiene un sentido político. No saben que vacían de contenido la palabra lesbiana como "mujer que desea a mujeres" y la resignfican, definiéndola como toda aquella mujer que se revela contra la opresión patriarcal combatiendo actos de machismo diario.
Nada más habitual y cotidiano que unos tíos pesados en un bar o en la calle dirigiéndose a ti con algún comentario. Ninguna prueba más eficaz para analizar el machismo que nos afecta a todas y permanece velado. Ninguna forma mejor de comprender que el feminismo es nuestro espacio.
Nada más habitual y cotidiano que unos machirulos gritándote cual bestias, invadiendo tu espacio, un espacio del que tienes derecho a disfrutar a tus anchas sin que nadie tenga que molestarte, solo porque sienten que tienen el poder y la legitimidad de hacerlo.
Me pregunto cuántas mujeres interpelan a hombres por la calle para hacer comentarios de su aspecto físico. Cuántas van a tocarle el cuerpo a cada hombre que se cruzan por la calle y que va sin camiseta, que por cierto ahora en verano es un hecho de lo más habitual que no constituye ningún tipo de espectáculo.
El cuerpo masculino es lo neutro. El hombre es el Hombre, es decir, el ser humano. El cuerpo femenino siempre denota y significa sexo. Objeto sexual que esta ahí a disposición del macho ibérico de turno para poder ser mirado y contemplado como una cosa bonita que hay que valorar. Y la puntuación de la exhibición se emite, por supuesto, en voz alta, puesto que todo aquello que es pensado por un hombre tiene valor por si mismo y es legitimo transmitirlo. Los comentarios pueden variar, desde "guapa", "vayas tetas" hasta frases hechas de lo mas populares. En cualquier caso, tu cuerpo (no Tú como Sujeto) camina por la calle, un espacio de todas, a disposición de todo tipo de valoraciones. ¿Y quién es nadie para interpelarme y decirme cosas sobre mí, y pensar además que su opinión me importa?
La reacción más habitual de todas las mujeres que sufren este tipo de machismo es la no reacción. O un silencio o, incluso, una contestación halagada. Lo que se dice un seguir la corriente. Di que si. Es nuestro próximo eslogan ¡Síguele el rollo al machismo!
De modo que, los machirulos no solo se sienten con poder y legitimidad de emitir un juicio valorativo de cosificación sobre ti sino que las mujeres también sienten que ellos están en su derecho de hacerlo. Quédate calladita, sonríe y aprieta un poco el paso por si acaso. Pero déjalos, porque ya sabes… "son hombres."
¿Qué pasa cuando una mujer ha acogido nuestro “ninguna agresión sin respuesta”? Se girará, se detendrá y le contestará un comentario cortante. He estudiado largamente el comportamiento machirulesco en todas las ocasiones en que esto me ha sucedido, y no han sido pocas. Su reacción es siempre la misma: un silencio repentino, una expresión de sorpresa, unos ojos desorbitados…: “¡las mujeres hablan! ¡tienen voz propia! son… no puede ser… si, ¡son personas!”
Tras este magnifico hallazgo algo no acaba de encajar del todo: “esto es inconcebible, una mujer que se precie no solo no te rebate y reclama su espacio y su derecho a caminar libremente por la calle o bailar por el bar, sino que además te sonreirá, agradecida, de lo que solo ha sido un "inofensivo" piropo. Estas contestaciones no las hacen las mujeres. Esto que tengo delante no es una mujer verdadera. Solo puede ser una…”
Y aquí viene la palabra que rompe el silencio cortante que se ha creado:
-¡bollera!
¡Como son estos machirulos! No saben que nos están empoderando al poner de manifiesto que la palabra bollera tiene un sentido político. No saben que vacían de contenido la palabra lesbiana como "mujer que desea a mujeres" y la resignfican, definiéndola como toda aquella mujer que se revela contra la opresión patriarcal combatiendo actos de machismo diario.
Nada más habitual y cotidiano que unos tíos pesados en un bar o en la calle dirigiéndose a ti con algún comentario. Ninguna prueba más eficaz para analizar el machismo que nos afecta a todas y permanece velado. Ninguna forma mejor de comprender que el feminismo es nuestro espacio.
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